jueves, 2 de febrero de 2012

El conocimiento, el poder y la obsecuencia.

Algunos buscan el conocimiento, otros solo el poder.
Los segundos trepan, los primeros aprenden.
Hace cinco años Jorge Corsi era una estrella. Y su nombre sinónimo de ética, prestigio y erudición. Aún recuerdo aquellas entrevistas repletas de halagos. Los pomposos carteles anunciando sus ponencias. Y a los colegas de profesión presumiendo de su cercanía para con él.  A mí siempre me pareció un mediocre. Repleto de frases hechas y lugares comunes. Patentaba palabras, conceptos huecos con los que vender supuestas teorías. Todo en él me parecía una burbuja. En realidad sus ideas partían de una base simplista, moralista y maniquea. Culpaba a la cultura patriarcal del fenómeno de la violencia de género. Nada que no pudiera decir el frutero de la esquina. Sin embargo el era mucho más que un frutero, el era Jorge Corsi, y aunque los que trabajamos en esto, sabemos que la violencia de género es un fenómeno que trasciende a las cuestiones netamente culturales, la palabra de Corsi tenía un peso que él hacía valer sobre cualquier otra experiencia. Porque lo cierto es que, hablando de experiencia, el Licenciado carecía de ella. En realidad, sus hipótesis habían sido traídas en forma de fotocopias de un viaje que realizó a los EEUU tiempo atrás. A partir de aquello fue que logró armarse de poder desde la UBA. De tal forma que durante décadas, la palabra de Corsi fue considerada palabra sagrada. Criticar sus hipótesis era casi un suicidio profesional. En aquel entonces, llovían los obsecuentes y los lamebotas del mundo se agolpaban para decir "sí", que claro está, es lo único que los lamebotas saben decir. Así, el Licenciado Corsi saboreaba las mieles de aquel que está sentado en lo más alto de la cumbre intelectual..

Hasta que un día, la cumbre se le clavó bien hondo en el culo.

Las ratas abandonan el barco del poder.
Cuando llegaron las denuncias por abuso sexual infantil todos sentimos el terremoto. Nadie podría creerlo. Vienen a mi memoria los momentos de confusión entre sus discípulos. Que tras el impacto inicial, rápidamente se apresuraron a escapar del barco. Y es que ahora, denostado como está, esos mismos obsecuentes brillan por su ausencia. Conozco a muchos. Tienen algo en común: todos callan. Y lo hacen porque nunca se tomaron más de dos minutos para pensar sus ideas. Solo les interesaba el poder que le rodeaba. Los malditos contactos laborales o esa patética línea extra en el currículum. En fin, digamos entonces que Jorge Corsi, hoy condenado por pederastia, es un buen ejemplo de como lo que la mayoría de las personas buscan en esta mi profesión es el poder y no el conocimiento.

Como alguna vez sugirió Bordieu, no es tan importante que muestras, o el valor de aquello que argumentas, sino desde donde lo haces. Cuanto poder tiene el lugar en el que estás sentado. Cuando Focault dice que la verdad es poder, lo que nos está diciendo es que el poder es la auténtica verdad. O al menos así lo es para muchos. Y si algún mérito ha tenido este buen señor, es que siempre supo muy bien cuidar de su poder.

Jorge Corsi ya no existe más. Y los obsecuentes, ahora huérfanos, buscarán a otro. Cualquiera. No importa demasiado si lo que dice es válido o no. Conocimiento no es lo que buscan.

Nunca lo será.


Escribiendo desde el sur del sur.

Lic. Unai Rivas Campo.

6 comentarios:

  1. Lamentablemente los obsecuentes no quedaron en "aquellos tiempos", desgraciadamente lo arrastramos, los padecemos y soportamos en nuestros días. Por otro lado, supongo que la fuga de la barca del comandante Schettino, como a mi, no te resultó una gran sorpresa , ya que gente que abandona el barco vemos todos los putos días. Sin màs. Te saludo.

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  2. La obsecuencia es la enfermedad del conocimiento. Y en las ciencias subjetivas, esta parece terminal. Un abrazo.

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  3. Unai, de punta a punta en un todo de acuerdo.Lamentablemente estás sabiendo que Argentina nos da sorpresas, muchas más que las que visualizas...de esas sorpresas quedan marcas, víctimas y el desprestigio de tantos que gustan de aparentar de lo que en esencia no son o trabajan de "figuretis", "todólogos", capaces de ir prefabricando mediante fotocopias un conformismo en sus alumnos, privándolos de la búsqueda o en lugar de sembrar construyendo en dirección a la investigación, la discusión y con pluraridad de fuentes, que es lo más rico(Para mi lo hacen ex profeso, para que el que aprende no los supere...) ...Es tan sano y menos trabajoso, tan sólo:ser que parecer, no?

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  4. Corsi es un reflejo de una parte de la sociedad. Me recuerda a ese cuento donde un rey compra NADA como si fuera una fina tela de hermosos colores...

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  5. Unai , siiii!!!
    sabes que eso mismo se me ocurrió lo del cuento de Hans Christian Andersen:"El traje nuevo del Emperador"...
    Tal cual!!
    Te lo reenvío en .mp3, espero no jorobarte...
    Un abrazo!

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  6. Al contrario, te estoy más que agradecido.
    Te mando un fuerte abrazo desde el sur del sur.

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