viernes, 17 de diciembre de 2010

Pobreza, riqueza, miseria y dignidad.


La razón despertó de su sueño
dando comienzo a la auténtica pesadilla.
Algunos idiotas útiles aún pregonan el fin de las ideologías. Por supuesto que también cargan alegres contra las religiones o los sentimientos nacionales. Todas ellas, según la moral postmodernista, formas de pensamiento poco ajustadas a la razón. Esta moralina supuestamente "progre", condena a todo aquello que no se puede ver, medir o tocar al ostracismo. Siempre con la promesa de que, algún cercano día, viviremos en un paraiso racional de libertad.

Pero lo cierto es que el ansiado paraiso no parece estár llegando y que tras el debilitamiento global de ideologías, religiones y sentimientos nacionales;  la naturaleza humana ha retrocedido. Por lo que sabemos gracias a estudios antropológicos los occidentales no somos persanas más felices ni más saludables mentalmente de lo  que lo éramos 50, 100 o 1000 años atrás, y por primea vez en toda nuestra existencia como especie corremos peligro real de desaparecer. Atrapados dentro de esta dictadura de lo razonable retrocedemos cada vez más  frente a nuestro nuevo gran y terrible enemigo: la miseria.


Sobre eso, más o menos, tratará este artículo.


La pobreza:

En a foto se ve claramente como el libre
mercado toma contacto con esta "cultura pobre".
El objetivo: Transformarla en una "cultura miserable".
La pobreza se define por la falta de recursos económicos. En las sociedades capitalistas, estos recursos son la clave de la supervivencia. La ausencia completa de ellos nos conduce incluso a la muerte. Cuando los recursos son bajos, las posibilidades de acceso a los bienes de consumo también lo son. Salvo en los estados donde las necesidades básicas (Alimentación, educación, seguridad y sanidad) tienen rango de derecho, tener menos, reduce inevitablemente nuestras posibilidades de desarrollo. Las ideologías políticas se encargaron en los últimos siglos de dar la batalla por la distribución de los recursos económicos. Ciertas ideologías favorecen a los más ricos mientras que otras trabajan por los intereses de los más desfavorecidos. Con el paso del tiempo me veo obligado a reconocer que las dos poseen argumentos inteligentes. Yo, por una cuestión "de sangre", no puedo dejar de inclinarme por una de ellas. Porque al final, este tipo de asuntos poco y nada tienen que ver con los argumentos. Supongo que Focault estaba acertado cuando decía que la razón actuaba como la más importante forma de imposición de la "verdad" de los poderosos. Quisiera añadir que en ocasiones el mercado califica de pobres a culturas que en realidas no lo son, ya que no se admite el hecho de que existan civilizaciones libres de la necesidad de bienes materiales. De esta forma la pobreza tendrá muchas más posibilidades de ser vivida de manera saludable en contextos culturales aún no invadidos por el libre mercado. Si es que queda algo de eso por ahí.


La riqueza:

Nunca fui rico. Soy psicólogo. Así que tampoco, creo, lo seré. Pero tuve pacientes, amigos y conocidos que si lo fueron o lo son.

Solo se trata de cosas.
No deberían ser tan importantes en nuestras vidas,
Sin embargo los son.
¿Por que?
Por lo pronto, puedo decir que no hay demasiada diferencia entre ellos y nosotros. Al menos en lo que a felicidad respecta. Lo que quiero expresar es que hasta donde sé, parece ser cierta esa famosa frase que afirma que el dinero, al menos en forma estable y sostenida en el tiempo, no da la felicidad. Sin embargo los ricos continúan empeñándose en no repartir aquellas inútiles posesiones de sobra. Esto que parece, y en parte es una ironía, quizá no debería tomarse tan a broma. He buscado en muchos libros de psicología y filosofía los motivos por los cuales algunos ricos se empeñan en defender con uñas y dientes aquello que psicológica y existencialmente no parece servirles para mucho. Y lo cierto es que salvo en la dialéctica del amo y el esclavo de heguel no he encontrado nada demasiado importante dedicado al respecto.

La dialéctica del amo y el esclavo. Habla sobre las relaciones de poder entre subjetividades. De como y por que los hombres desean ejercer dominio sobre los otros hombres, así como del funcionamiento de la relación entre dominantes y dominados. Para los que no conozcáis la citada reflexión Hegeliana os propongo que veáis este vídeo de nueve minutos: Dialéctica del amo y el esclavo.

Pero no creo que podamos explicar completamente el fenómeno de la riqueza a partir de la dialéctica de Hegel. Aparte de que no acuerdo con todo lo dicho por este gran filósofo, creo que muy pocos ricos alcanzan una cuota de poder lo suficientemente grande como para establecer un dominio sobre el otro tan importante.

Relacionarnos con cosas nos "cosifica",
anestesiando así nuestro dolor
 Sin embargo, solo a partir de las ideas de este hombre genial es que podemos hacernos la siguiente pregunta: ¿Para que esta necesidad de poder sobre el otro? Una respuesta interesante la podemos encontrar en la psicología de la adicción, donde el vínculo de control sobre un objeto, nos objetiviza, es decir nos "cosifica". Así, controlar objetos o personas, hace que nuestro dolor emocional quede anestesiado. El ejemplo clásico es el de esa persona que tras llegar a su casa, cargada con decenas de problemas del día a día, se sienta frente a algún aparato tecnológico, o algún otro objeto controlable, y queda como "atontada", es decir existencial y emocionalmente sedada. Este fenómeno de sedación emocional también se da cuando consumismos objetos de cualquier tipo, ejerciendo el citado control anestesiante. De esta forma la riqueza, entendida como la posesión de múltiples objetos termina siendo adictiva y por tanto enormemente difícil de dejar.

Podemos concluir entonces que todo control es adictivo y por tanto siempre difícil de abandonar. Pero además de adictivo, todo control es por definición omnipotente. Imagino que no se entiende lo que digo. Trataré de poner un ejemplo sencillo: Cuando controlo un objeto, una piedra por ejemplo, metafóricamente hablando soy el Dios de esa piedra. Yo elijo si subirla, bajarla, enterrarla o tirarla. Direis, y es cierto, que no puedo hacerla volar, por eso he dicho "metafóricamente". je! La omnipontencia actúa como un autoengaño, donde el hecho de controlar nos hace creer que somos pequeños dioses o "diosecillos". Y esa omnipotencia, de alguna manera arma una ilusión que nos eleva sobre los demás, incluso sobre nuestros propios dolores emocionales.


La riqueza insana o miserable es omnipotente.
No tolera ningun límite.
Ni siquiera el del tiempo.
 Aparte la omnipotencia tiene otra característica: Es incapaz de renunciar a nada. Decíamos en otro post que "elegir es perder" y por desgracia eso es lo que la omnipotencia justamente menos tolera. Pues la mente omnipotente lo quiere todo, todo y todo, ya que para ella todo es posible menos el límite impuesto por la pérdida. Esta característica es mucho más común de lo que creemos. Si prestamos atención a nosotros mismos o a muchos de nuestros semejantes veremos como existen multitud de personas indecisas que, ante la imposibilidad de elegir entre dos o más objetos de consumo, se llevan los todos.

Hasta ahora hemos definido a la riqueza insana como una condición patológica omnipotente de sobreacumulación y control de objetos. Todo con el objetivo explicar el porque de su existencia y persistencia. Pero si reflexionamos un poco, nos daremos cuenta de lo aplicable que es todo este modelo onmipotente de control y acumulación a todas las clases sociales y no solo a las más favorecidas económicamente. De manera que la patología que encontramos en aquellos a los que vulgarmente conocemos como "ricos", la podemos hoy encontrar también en todos los segmentos económicos y sociales.

Finalmente me veo obligado admitir que estaría faltando a la verdad si no reconociera la existencia de una "riqueza digna". Yo, que trabajo en una institución donde participan personas poseedoras de grandes fortunas económicas, tengo que reconocer la enorme sabiduría y valor humano de muchas de ellas. Dice una amiga mía que en esta vida no se puede generalizar. Yo creo que sí se puede y se debe. Lo que si siento que no se debe de hacer, es imponer esa generalidad a un particular en concreto sin antes haberlo conocido. Bueno, pues yo he conocido a infinidad de personas con mucho dinero que en absoluto son adictas a él y que verdaderamente entienden a su fortuna como una circunstancia más en sus vidas. Esta riqueza digna nunca es agresiva con nadie y generalmente suele estar asociada a la honestidad e integridad de estas personas.


La miseria:

Al hablar de una riqueza patológica he dado la pista acerca de aquello sobre lo cual quiero hablar durante las próximas líneas: La miseria.

La miseria no tiene necesariamente que ver con la pobreza. Es una forma de vida inhumana, irrespetuosa y anticomunitaria. Que atrapa a pobres y ricos por igual.

Que fácil es ver la miseria en los demás...
Creo honestamente que la actitud de usurpar, por tanto privatizar, un parque público, es decir, de todos, es miserable y debe ser combatida mediante el uso del poder del estado. Pero igualmente miserable es aquel policía que insulta, humilla, mata y desprecia. Miserable es aquel que va a un país que no es el suyo e incumple sus leyes y desprecia sus costumbres. Pero también lo es aquel que habla con desprecio de la tierra que lo vio nacer y aún le sigue dando de comer. Miserables son los pueblos insolidarios con sus países hermanos. Miserable también es ese que insulta a sus instituciones y representantes por el caprichoso hecho de no haberlas votado. Miserable es el medio de comunicación que instala el miedo en una sociedad para satisfacer sus sucios fines económicos, tanto casi como los padres que gastan fortunas en sus vacaciones pero regatean con la salud de sus hijos. Miserable es el representante político que roba así como lo es todo ciudadano que saca ventaja sobre otro ciudadano. Miserables somos cuando nos jactamos de la marca de nuestras zapatillas o cuando compramos objetos para anestesiar nuestro dolor. Miserables son los amigos de la cultura del "sálvese quien pueda". Miserables podemos ser y seguro hemos sido muchos de nosotros al menos en algún momento de nuestras vidas.

Por eso, seas pobre, rico o clase media. La miseria, entendida como estado de conciencia existencial, te puede alcanzar igual. Es una consecuencia inhumana de ese sistema egoísta llamado libre mercado. Entidad sistémica que "privatiza" hasta lo que es privado, inyectando en nuestras mentes el crudo veneno del egoísmo. De tal manera, la miseria humana se transforma en el abono ideal donde la semilla de los peores valores del mercado germina. Se crea así una cibernética enferma donde tenemos a un sistema mercado creador psiquismos enfermos y a unos psiquismos enfermos que, con su consumismo voraz, alimentan a su vez el crecimiento del mercado.

No estamos por tanto en la época de la lucha de clases. Ojalá. Pues en ella encontrábamos una dignidad que hoy escasea. Tampoco estamos ni de lejos cerca del "fin de la historia". La historia esta más viva que nunca. Y como dice la canción, grita de dolor. Está temblando bruscamente ante el mayor enemigo que fe e ideologías jamás encontraron. Poniendo en jaque a ricos, pobres, piadosos, intelectuales e ideólogos. Pues todos corren, corremos, el peligro de desaparecer frente al gélido viento de la miseria.


La dignidad:

Trataremos de dejar por unos minutos de lado el probema de la miseria para poner el foco sobre aquello que actúa como elemento contrario: La dignidad.

La dignidad es un estado psicológico tan personal como comunitario. Donde el otro es sentido además de simplemente percibido, dando así lugar a un vínculo que posibilita la construcción de lo común, entendiendo a este como a un sistema contenedor, creador de identidad y pertenencia.

La dignidad funciona como un estado de conciencia del cual grupos e individuos podemos en todo momento salir para caer en un estado miserable. Esto siempre me recuerda a los maestros zen cuando explican el camino a la iluminación como un estado de permanente atención (diferente al control). Darnos cuenta de las diferencias entre los dos estados de conciencia nos da la posibilidad de elegir como individuos cual del ellos escoger. Recuerdo como hace algunos años (me estoy haciendo viejo) me sucedió algo que puede ser ejemplificador de lo que deseo expresar:

La dignidad suele ser muy atacada pues con su luz desnuda
lo peor y más oscuro de nosotros mismos.
Trabajaba en un Burguer King desde hacía unos meses. En aquella época me sentía dichoso. Me habían prometido que pronto sería "supervisor de turnos". Sin embargo mi dicha estaba rodeada de una extraña ansiedad que no lograba identificar. Un sentimiento de vacío que sin duda era nuevo para mí. Una de mis tareas típicas era la de arrojar la basura a los contenedores. Solía quejarme porque los vagabundos la revolvían en busca de comida. Muchos de ellos eran inmigrantes que carecían de los recursos mínimos para subsistir. Un día de poca basura útil uno de ellos me pidió "una hamburguesa o lo que fuera". Yo que estaba harto de aguantar todos los días a aquellos tipos husmeando en "mi basura", respondí de manera vehemente que no. Aún resuena en mis oídos el ruido de aquella puerta trasera al ser cerrada. Cuando me di vuelta, orgulloso de mi mismo, vi a una de mis compañeras, inmigrante también, María se llamaba creo. No se. La recuerdo más por sus ojos, siempre tristes, que por su nombre. El caso es que estaba preparando una doble con queso. Recuerdo como cruzó la cocina segura y sin mirarme, abrió la puerta y le entregó la hamburguesa al hombre que aún continuaba rebuscando entre los desperdicios de la clase media europea. En mi vida se me había hecho tan evidente el miserable ser que habitaba en mis adentros. María nunca reprochó mi accionar. En ese momento hubiera deseado que lo hiciera pues ello hubiera permitido ponerme a la defensiva. Pero no lo hizo. De hecho jamás hablamos acerca de lo ocurrido. Y sin embargo aquel día una parte de mí quedó desnuda. Condenada a no poder olvidar jamás ese instante donde tomé conciencia de mi propia miseria a través de aquellos ojos tristes. Tan repletos de dignidad.

Supongo que la dignidad es algo así como una antorcha que nos guía e ilumina pero que también nos desnuda, haciendo evidente lo más oscuro en todos nosotros. Es ahí donde se genera el gran dilema frente a la dignidad: Aceptar o rechazar su luz. Rechazar implica negar y como ya dijimos en otras ocasiones todo sentimiento negado genera ansiedad y vacío. Aceptar, implica enfrentarnos al dolor de nuestra verdad subjetiva. A nuestras pequeñas miserias cotidianas. Empujándonos hacia la hoguera de nuestro dolor, para después, resurgir de nuestras cenizas como seres libres. Una persona a la que guardo un profundo respeto me dijo una vez que el crecimiento, psicológico, existencial o espiritual, era siempre una tarea dolorosa. Hoy me doy cuenta de la mucha razón que tenía.

Manifestaciones de dignidad popular.
Pero no me quiero cerrar en el individuo. He sugerido al principio que existe una miseria colectiva. Bueno, pues de la misma manera nos encontramos con los fenómenos de dignidad colectiva. Cuando un pueblo, sin despreciar al otro, reivindica o lucha por su existencia. Cuando se construye un espacio de encuentro del tipo que sea, asistimos al más sagrado fenómeno: El de la dignidad colectiva. Los Cristianos dicen, "cuando dos o más personas se junten en mi nombre allí estaré yo". Creo entender a que se refieren.

Y es por esto que desde los confines más ocultos de la periferia de las grandes ciudades-mercado, surgen iglesias, partidos políticos, asociaciones de vecinos, clubes etc. todos ellos representantes, cada uno a su manera,  de la antorcha colectiva de la dignidad.

No es tiempo de rendirse. Aún en el peor momento de nuestra civilización. Innumerables grupos de personas. Continentes enteros! Están dando la batalla contra la miseria. A veces con esquemas, modelos, religiones o ideologías denostadas por las frías élites por pertenecer "a otro tiempo". Pero no les importa. Y es que los pueblos reivindican su derecho a la alegría, siempre con la firme voluntad de no ceder más terreno a lo insano, de construir comunidad donde no la hay y fortalecer aquella que ya está. Asistimos, como dicen los orientales, a tiempos interesantes. Se esta escribiendo la historia, y nosotros los pueblos, seremos la maza que decidirá si este es el principio del fin o el fin de algo que pudo haber sido un hermoso principio.

Escribiendo desde el sur del sur.

Lic. Unai Rivas Campo.



martes, 7 de diciembre de 2010

Elegir es perder.

Para los psicoanalistas más ortodoxos, el inconsciente siempre quedará ubicado en el papel del "malo". Situándolo como ese "Otro" terrible, enemigo acérrimo e implacable de la libertad del hombre. R.D. Laing planteaba en el prólogo de uno de sus libros más conocidos como, a su juicio el gran Freud, asustado por su descubrimiento, inventó la técnica psicoanalítica para domesticar a su recién nacida criatura. Así, desde la mirada más tradicional del psicoanálisis, el inconsciente deberá ser arrancado de su mágico reino para ser sometido y controlado mediante interpretaciones por el supuesto delito de engañar a nuestro consciente. Condenado a cadena perpetua por poner en peligro nuestra capacidad de elección, o dicho de otra manera, a nuestra libertad.


A la mente racional le cuesta tolerar la contradicción.
Por eso expulsa lo contradictorio al inconsciente.

 Ahora bien, desde la práctica sistémica afirmamos lo contrario, es decir, que es el consciente el que se auto engaña, pues "su lógica", no tolera contradicción alguna. A este fenómeno de la mente se lo llama "disonancia cognitiva". Tengamos en cuenta, a modo de ejemplo, como en una simple discusión consciente sobre política, fútbol o cualquier otro tema cotidiano, se termina dando por vencido a aquel contendiente que se termina contradiciendo de alguna manera. De esta forma, cuando nuestra mente consciente entra en alguna clase de paradoja (entre los afectos y los sentimientos por ejemplo) tiende a construir una narrativa dominante, es decir una explicación de la realidad, vaciada siempre de molestas contradicciones. Dicho en otras palabras:  Con tal de no admitir lo contradictorio, la mente consciente puede racionalizar hasta lo menos razonable.

Ahora bien.. ¿A donde va lo contradictorio, o dicho de manera más sencilla, aquello que no encaja en el consciente y se descarta?

Pues derechito al inconsciente.

Porque como bien decía Freud, en el inconsciente no existe el concepto de contradicción, así es como nuestro mundo más íntimo y personal se termina transformando en un cubo de basura donde tiramos nuestros sentimientos más difíciles de reconocer, aquellos que ponen en tela de juicio nuestros más profundos valores o convicciones.

Ahí es, desde mi punto de vista, donde comienzan dos problemas.

Todo sentimiento no reconocido
se transforma en ansiedad.
En primer lugar porque se sabe que todo sentimiento negado se transforma en ansiedad, así, a más negamos nuestros afectos, más angustiados, temerosos e inseguros nos terminaremos sintiendo. Tengamos en cuenta que aquello que sentimos nos otorga una seguridad y una "consciencia de ser" imposibles de lograr a través del simple pensamiento racional. 

En segundo lugar es preciso tener en cuenta que la libertad no es posible sin la plena conciencia de quienes somos, y eso, necesariamente incluye a los mensajes más importantes del inconsciente, es decir, a nuestros sentimientos menos reconocidos. De esta forma no hay verdadera libertad sin el honesto encuentro con nuestros afectos, más allá de que después elijamos hacer lo contrario. Y es ahí, en la palabra elegir, donde a mi manera de ver, está otra de las claves de este enigma, pues elegir o decidir implica dos cosas:  Descartar opciones y asumir responsabilidades.

Descartar opciones significa lisa y llanamente asumir que "elegir es perder". Siempre que en esta vida tomas una decisión obligatoriamente dejas de lado a todas las demás. Imaginemos a la libertad como un primer ministro que escucha a todos sus consejeros y que en cada ocasión se decanta por lo dicho por uno de ellos, dejando de lado las opiniones del resto. Escucha a todos pero se juega siempre por uno. Así funciona la verdadera y auténtica libertad: Descartando posibles caminos. Siguiendo el ejemplo anterior, sin todos los consejeros, el primer ministro no estará completo y no será por tanto del todo libre. Lo mismo sucede con el mundo de nuestro inconsciente, fuente de nuestros sentimientos, pues si cometemos el desacierto de bloquearlo, nuestra verdadera libertad quedará renga o incluso truncada.

No podremos jamás ser libres si ignoramos lo que sentimos en el fondo de nuestro corazón.

Esto no significa que aquí se esté hablando del famoso postulado psicoanalítico de "hacer consciente lo inconsciente", no es esa mi idea.  Llevar a la conciencia racional un hecho íntimo y vivencial resulta tan torpe o bizarro como cantar con música de rock el discurso del presidente del Banco Mundial. A lo que me refiero es a entender lo irracional "en sí", escuchando su mensaje en su propio idioma, para más tarde, ver que se elige libremente hacer con él.

Ser libre es elegir.
Elegir es perder, 
Perder duele.
Cuando hablo de asumir responsabilidades, me refiero a asumir de forma honesta las consecuencias de nuestra decisiones. Rara vez nos encontraremos con alguna decisión que no tenga alguna consecuencia dolorosa, asumir ese dolor será el verdadero precio a pagar por nuestras decisiones. De este modo, más responsabilidad seamos capaces de asimilar, a más consecuencias asumamos, a más dolor encajemos... más libres llegaremos a ser.

Aclaro que responsabilidad jamás será sinónimo de culpa, en la culpa solamente se te castiga, castigas o te auto castigas. y ya está. En cambio, en la responsabilidad "aprendes", más o menos dolorosamente, e intentas, como se pueda, cambiar el rumbo.

Quisiera concluir este escrito expresando mi convicción de que la elección, piedra fundamental de la libertad, es una acción posible para todos los hombres y mujeres de este mundo. Sin embargo, en muchas ocasiones el precio a pagar es caro pues como ya hemos dicho, elegir es perder y perder... duele.

A veces demasiado.

Saludos desde el sur del sur.

Lic. Unai Rivas Campo.

Tras la cortina de  tristeza
brillará para nosotros el sol de la esperanza.
Algún día..






jueves, 18 de noviembre de 2010

El camino de la libertad

Son muchas las trampas del psiquismo que capturan nuestra libertad. Cuantas veces nos vemos atrapados frente a la necesidad de hacer un cambio seguido por la consecuente frustración de no poder sostenerlo.


Dibujo que las culturas precristianas
usaban para simbolizar el proceso adictivo.
 Esta es la base de las adicciones clásicas pero también de las adicciones cotidianas, de esas que nos atrapan a todos a diario, impidiéndonos el ejercicio de nuestro libre albedrío. ¿Adicto yo? Me dirá alguien ofendido por mis palabras. Le responderé que sí, que LA ADICCIÓN ES EL FENÓMENO PSICOPATOLÓGICO ACTUAL que nos define a todos los occidentales. ¿Que somos sino adictos cuando consumimos ropa, zapatillas o vamos a la peluquería "para que se nos vaya la angustia"?

Los motivos que llevan a una persona hacia la esclavitud son muchos pero tienen una característica común: La fantasía de evitación del dolor. Y digo fantasía pues en realidad el dolor no puede ser evitado. De alguna manera, tarde o temprano, siempre vuelve. Algunas veces creemos haberlo dejado de lado pero con el tiempo caemos en la terrible cuenta de que solo salimos de una red para caer en otra. Me viene a la mente aquel deportista que cuando dejó las drogas aumento más de cincuenta kilos o el del famoso actor y comunicador de omnipotente actitud y discurso, que supero dos duras enfermedades, jactándose de ello y finalmente murió por causa de una tercera.

¿Como podemos escapar de las cadenas que nos atrapan?

A lo largo de los años me he ido formando en muchas formas de "liberar a la libertad", de enfrentar por tanto a mi tan respetada adversaria la patología. Siempre busqué aprender aquellas técnicas o como a mi me gusta decirles "artes" que más desafiaran a los limites de lo real y esperable, pudiendo así lograr los mayores resultados en el menor tiempo posible. Con el tiempo las fui combinando hasta armar mi propia y peculiar "arte psicológica". Hoy, tras varios años de recalibración, afinación y purificación de mi citado proyecto de arte (seguramente fracasado jeje), mezcla de teoría estratégica, hipnosis y psicodrama, puedo decir que las llamadas "intervenciones mágicas" ya no me generan la misma satisfacción personal que al principio. Sí, en cambio, encuentro un enorme placer y bienestar personal en lo que yo llamo las "transformaciones integrales".

¿Cual es la diferencia entre intervención mágica y transformación integral? Pues que mientras en la "intervención mágica" se logra la desaparición de un síntoma en unos pocos encuentros, en la transformación integral nos encontramos con procesos de años donde el cambio resulta lento pero seguro, es decir que no solo no vuelve el síntoma sino que tampoco aparece nada similar que lo sustituya. Digamos que en las transformaciones integrales aquello que cambia es ante todo la persona y con ella todos los diferentes síntomas.

A modo se síntesis, diría que en este momento de mi vida considero que la clave de un buen trabajo radica en la combinación de las intervenciones "mágicas", dentro de un proceso integral de transformación humana al que me suele gustar llamar "el camino".

El camino es como la flor del loto: Fruto a la vez que flor.
Tomar un camino implica elegir intentar caminarlo cada día. Es el primer y más importante acto de libertad que puede tomar una persona adicta o esclavizada (como lo somos la mayoría). Es una triste verdad que un hombre o una mujer no pueden controlar su adicción (a lo que sea) pero hay algo que tambien es cierto: Se puede elegir libremente como posicionarse frente a la adicción. Las personas pueden intentar todos los días caminar por donde han decidido y al darse cuenta de que se salieron de la decisión, elegir volver.

Para recorrer el camino de la libertad no se requiere esfuerzo, de hecho está altamente contraindicado. Lo que sí se necesita es tolerancia al dolor, confianza y compromiso. Nada más. Si nos salimos no nos enojamos con nosotros mismos. Dejaremos de lado la culpa y desde la responsabilidad elegiremos volver. A más perseveremos en esta actitud de compromiso os prometo que menos nos saldremos, y por tanto, estaremos cada día más cerca de encontrar el gran tesoro de nuestro tiempo, tesoro que no se halla al final del camino sino en el camino en sí. Ya que amigos mios, la libertad, ese gran tesoro, es el camino y caminarlo, con sus alegrías, tristezas, seguridades, inseguridades, dolores, felicidades y miedos... es hacernos cada día más libres. Que de eso, supongo, se trata a fin de cuentas todo este rollo de la psicología.

Saludos desde el sur del sur.

Lic. Unai Rivas Campo.

martes, 9 de noviembre de 2010

Lo público, lo privado y lo privatizado: Reflexiones tras la muerte de Mariano Ferreyra.

El día Viernes 20 de Octubre de 2010 manifestantes del Partido Obrero acudieron en solidaridad con un grupo de trabajadores subcontratados despedidos de la línea de tren General Roca. El objetivo: Cortar las vías y presionar a la empresa.

A simple vista estos son hechos que se repiten (2001-2010).
 Sin embargo este es un caso diferente.
Tras los asesinatos de Darío Kosteki y Maxi Santillán en 2002, el Estado Argentino tomo la decisión política de no reprimir la protesta social. De esta forma, sin intervención policial alguna, grupos de gremialistas y barra bravas (el equivalente a los "Ultras" del fútbol Europeo) contrarios al corte de vías, enfrentaron a los manifestantes. El resultado fue varios heridos y la muerte de un joven militante del P.O.

Las siguientes líneas son producto de algunas reflexiones al respecto.

Trataré de armar un modelo sistémico de análisis de la realidad sociopsicológica mundial y tras ello intentaré reentender las causas de la terrible muerte de este joven a través del citado modelo.


LO PÚBLICO, LO PRIVADO Y  LO PRIVATIZADO.



Este gráfico actuará como una guía para tratar de facilitar a los lectores
la visión de la realidad mundial actual que pretendo transmitir. 

LO PÚBLICO:

Su dimensión subjetiva:

Lo público es lo común, lo compartido, aquello que nos une y hermana. Un espacio de encuentro con nosotros mismos a través del encuentro con aquellos llamados otros. Como decía Aristóteles, el ser humano es un animal social y por ello necesita de la identificación con los demás para poder vivir. Desde la propia lactancia los seres humanos construyen relaciones públicas pues sin ellas, un desarrollo psíquico interno se tornaría absolutamente inviable. Podemos concluir entonces que la capacidad de vincularse socialmente es inmanente a la salud humana.

Los valores, el arte, la identidad nacional y todo lo considerado popular pertenecen también a la dimensión subjetiva de lo público. A mayor y más fuerte sea la identidad cultural de un pueblo más nos podremos enriquecer con ella. Es por esto que los pueblos deben tener también sus límites, permitiendo así la existencia de otras identidades públicas humanas, haciendo de este mundo un lugar más diverso y saludable.

La cultura del respeto, más allá de las diferencias
ideológicas. Un refrescante viento de esperanza.
La actitud clave que sostiene la convivencia pública es el respeto, no se puede sobrevivir en ningún medio cultural sin éste, ya sea en una cárcel, en una aldea de la selva amazónica o en un pueblo el País Vasco, el respeto es la línea divisoria entre formar parte de lo público o estar en contra de ello. En la Argentina de los últimos días, a raíz de la muerte de una de las figuras políticas actuales más queridas en el país, se han dado muestras enormemente saludables de respeto, más allá de cualquier diferencia ideológica, indicadoras infalibles de la existencia de nuevos vientos de salud y esperanza.


Su dimensión objetiva:

En términos objetivos, público es aquello que nos pertenece y protege a todos, la estructura moderna que, hoy por hoy, mejor lo expresa es sin duda el Estado. En él esta contenido y protegido todo aquello que nos une y hermana. La seguridad interna y externa, el cuidado del bienestar de sus miembros, así como la administración de los recursos de todos, deben ser protegidos por cualquier estado que se quiera decir a si mismo saludable. De esta forma la dimensión subjetiva de lo público sería la pintura y el estado objetivo actuaría como marco. Es por esto que las naciones sin estado o con un estado debilitado, están en permanente peligro de desaparición, pues sin la citada estructura protectora resultan vulnerables a cualquier ataque, interno o externo.

Finalmente plantear que a mi humilde juicio, las críticas que históricamente se le han hecho al estado hoy resultan virtudes. Y es que si el estado mata, censura o roba siempre vamos a saber a quien quejarnos, contra quien reclamar, a que grupo de gente dejaremos de votar, o enjuiciar. En otras palabras, tendremos caras visibles a las que responsabilizar.

Esto no sucede con la corrupción, la crueldad o la censura de los grupos corporativos privados donde el control ciudadano resulta ínfimo en comparación con el de cualquier estructura pública. Los aberrantes crímenes de empresas contratistas en oriente medio, todos ellos impunes, así como la gran estafa del sistema financiero privado mundial, son prueba irrefutable de lo que digo.


LO PRIVADO:


Dimensión Subjetiva:

La dimensión subjetiva de lo privado hace referencia a nuestro más íntimo universo, a aquel mundo interior que solamente nos pertenece a nosotros mismos, de aquellas vivencias que cual secreto jardín actúan como refugio, descanso y espacio de renovación.

Nuestro mundo interior. Templo sagrado construido
para descanso de nuestra psique (alma).
Es allí donde viajamos cuando utilizamos el mecanismo de defensa llamado regresión. Y es que quizá quienes más y mejor se han dedicado a su estudio, además de pintores, cineastas, poetas y artistas en general, hayan sido nuestros admirables adversarios los psicoanalistas. Uno de los más brillantes, D.W. Winnicott, nos hablaba de un núcleo central de la personalidad, incomunicado del mundo exterior y que bien desarrollado posibilitaba al ser humano la "capacidad para estar a solas", es decir la posibilidad de sentir una paz interior duradera más allá de los sucesos externos.  A través de dicho núcleo central los humanos podemos descansar en nosotros mismos, liberándonos de la abismal angustia que a muchos en ocasiones nos ha supuesto nuestra soledad. El sistémico Gregory Bateson por su parte, hablaba de las áreas no comunicadas necesarias en todo sistema saludable. La explicación de ésto era que el exceso de comunicación intra y e ínter sistémica, diluía los límites poniendo en peligro la existencia autónoma de toda organización, personal, biológica o social. Esto se debe a que ningún sistema u organización saludable puede existir sin lo limitante, ya que frente a ello "chocamos" y a través de ese golpe contra la realidad nos diferenciamos del mundo y por tanto nos sentimos a nosotros mismos, tomando mayor conciencia de nuestro ser, levantando parte del velo que cubre el misterio de nuestra vida, revelándonos ocultas verdades, retazos de nuestro origen y destino.


La dimensión objetiva de lo privado:

En términos objetivos el constructo social que mejor define lo privado es del derecho a la propiedad material
personal.

Hay casi tantas teorías económicas como economistas.
  Supongo que es por eso que aún no entiendo porque
hablan con tanta prepotencia.
 Parecen psicólogos
No olvidemos que, nos guste o no. Somos occidentales y que a diferencia de los musulmanes u otras culturas que poseen un sistema de reparto de la riqueza incorporado en su propia fe, nosotros no hemos podido construir aún un armado coherente de regulación de cuanta propiedad, poca o mucha, le es lícito poseer a un ser humano, así como de la forma de distribución de esta. Han existido varias teorías que han intentado responder a la pregunta de que hacer con la propiedad privada. En un extremo se sitúan aquellas que plantean su abolición total, mientras que de la vereda de enfrente se sitúan las que la plantean como la única propiedad legítima llegando incluso a ubicarla sobre el interés publico. La más sabia respuesta a este conflicto siempre la he encontrado en el maravilloso sentido común de lo popular. Ese que nos dice que poseer bienes materiales no es algo malo, siempre y cuando ellos no nos posean a nosotros y sobre todo si entendemos a estos como metáforas objetivizadas del sano orgullo que un hombre o su familia sienten por el buen trabajo que han realizado a lo largo de sus vidas, actuando cual símbolos de su dignidad.



LO PRIVATIZADO:

Aquí es donde empiezan los problemas,

Les pido que vuelvan a revisar el dibujo del principio... ese verde y azul tan feo que hice ( que queréis... soy psicólogo joder, no diseñador).


Lo privatizado es una enfemedad sistémica de la relación público-privado.

Lo privatizado hace referencia a una nueva realidad sistémica e ínter subjetiva donde los límites que separaban a estas dos dimensiones humanas, pública y privada, han sido rotos. La culpable principal de esta ruptura es la mente sesgada del cuerpo y sus valores omnipotentes. Esos que no sienten y que menos aún toleran limitación alguna. De todas formas no me quiero extender demasiado en el origen del fenómeno que yo denomino "lo privatizado" pues considero que ya quedó debidamente explicado en el post "mente omnipotencia y mente sesgada" (si estáis aburridos y os queréis aburrir aún más no dudéis en leerlo jajaja). De esta forma dedicaré las próximas líneas de este escrito a mostrar como "lo privatizado" está corrompiendo poco a poco todas las realidades humanas descritas anteriormente.


LO PÚBLICO PRIVATIZADO.

Vivimos en un mundo sumido en una economía de mercado que ejerce una constante presión sobre todo lo estatal. Exigiendo abiertamente la entrega de las posesiones de todos a manos de entidades privadas. Hasta aquí estaríamos hablando de la privatización clásica, esa que la Argentina padeció en el noventa y que en Europa lentamente está comenzando a escocer. Así, queda bastante claro que entregar los intereses de todos a sectores privados con la excusa de abaratar costos y eliminar la corrupción, es desconocer el hecho de que los mayores robos de la historia mundial no se han cometido por los estados sino por intereses privados,  a veces tengo la sensación de que la famosa mano invisible hubiera sido cortada hace ya mucho tiempo en un país árabe. Pero no contentos con este saqueo, a  los hoy por hoy "pequeños" Estados, achicados tras tanta entrega, se los exige salvar a las entidades privadas de su propio megadesastre. ¿Cuantas estupideces más tendremos que escuchar, cuantas negligencias, cuantos saqueos... hasta que nos demos cuenta de que siempre será mucho más difícil controlar nuestros bienes si son gestionados por grupos alejados del interés común? ¿O es que si un grupo privado usurpa nuestras jubilaciones y se declara en quiebra vamos a tener a quien reclamar? Esta desmembración del estado, causante de miles de desempleados, subempleados, de empleados precarios, de hombres y mujeres temerosos de ser despedidos, en otras palabras, de pobres, fue la cuna en la que el joven Mariano Ferreyra se crió.

No confundir la noble protesta social con
la protesta social privatizada.
Pero dejemos esta obviedad que ya solo los más necios y ciertos "asalariados del imperio" discuten, para señalar otro fenómeno sutil pero grave que supone la privatización de lo público: El de la falta de respeto a lo común. Lentamente se va colando algo en todos los aspectos de nuestra convivencia diaria. Los alumnos de colegios y escuelas son cada día más irrespetuosos con los docentes, padres e incluso consigo mismos. En la calle cada vez encontramos más violencia y en muchos países se cortan rutas en defensa de intereses evidentemente privados. Como cuando hace unos años un grupo de jóvenes cortaron la avenida más importante de mi ciudad porque su viaje de fin de curso (de egresados) había sido suspendido, o como cuando un sector de vecinos de un barrio carenciado donde alguna vez viví, proponían cortar una autopista completa para que la zona no se inundara más. Viene a mi memoria mi sorpresa cuando les pregunte por que no íbamos a protestar directamente al municipio y me respondieron que se conseguían "las cosas más rápido cortando rutas", en resumidas cuentas, puro, interesado, irrespetuoso y cobarde egoísmo sectorial.

Esto poco y nada tiene que ver con las dignas luchas populares de otras épocas, donde los que se movilizaban sabían que tenían frente a ellos a un enemigo tangible, enemigo justo o inmoral que les exigía de un enorme valor y que llenaba sus luchas de dignidad.

Los Trabajadores perjudicados por la protesta privatizada.
Cosa que no pasa hoy, y si no que me expliquen el caso de esos chicos que dejan de tomar un colegio porque había un partido clasificatorio del mundial o porque llegó la época de su viaje de egresados. Hoy desgraciadamente el Estado Argentino no responde a los ataques hacia sus infraestructuras básicas, no se defiende y por lo tanto deja a lo público a merced de intereses de sectores privados o políticos minoritarios. En Barracas nadie protestó por la situación de los Trabajadores Argentinos, muy al contrario se quiso dejar a todo una masa de millones de Trabajadores Argentinos sin la infraestructura de transporte vital para mantener a sus familias. Todo por el bienestar de un grupo muy, muy, muy pequeño de personas. A lo que voy es que tanto el P.O. como aquel puñado de trabajadores tercerizados "privatizaron" el tren, lo público, lo de todos, en defensa de su mezquino interés político o económico sectorial.

¿Pero como podemos entender la aberrante muerte de este chico? Personalmente considero que también la podemos explicar mediante el ya citado modelo, pues al ausentarse el estado como monopolizador de la defensa de lo público, la a veces tan mal entendida represión se privatiza y termina siendo ejercida por grupos con sus propios intereses, ajenos a todo control estatal, los "represores privatizados" en este caso fueron los gremialistas y barra bravas (ultras) que defendieron sin muchos escrúpulos su propio negociado. Una vergüenza.

Entonces, ¿Cual sería la responsabilidad del estado en esta muerte? A mi juicio Mariano Ferreyra murió por ausencia. Por ausencia de un Estado protector de lo público, de un Estado presente que se la hubiera jugado con una respuesta adecuada, deteniendo a los implicados por impedir el funcionamiento de lo comunitario, aplicando una respuesta coherente y ajustada a la ley frente a aquellos que pretenden privatizar lo público, adueñándose de derechos que no les corresponden.

Llamar represores a estos cobardes
seres del infierno es un insulto
a la palabra represión.
Algunos me dirán que este chico hubiera muerto igual a manos de la policía. Yo se que no es así, afirmo por experiencia que si un estado hace las cosas mínimamente bien no tiene porque vulnerar ningún derecho humano para defenderse. Seguro que algunos escépticos de su propio país, amantes de todo lo extranjero, desdeñadores profesionales de su propio origen e identidad, me contestarán que en la Argentina es una utopía hablar de una policía respetuosa de los derechos humanos. A estos calumniadores de lo Argentino, prefiero no contestarles. Se están haciendo viejos. Pertenecen a una generación que poco a poco está siendo sustituida por una nueva camada de jóvenes Argentinos esperanzados, comprometidos con su Patria. Ya hicieron bastante daño con su auto crítica egofílica, feroz y perversa como para seguir dándoles pábulo.

De todas maneras... ¿Y si Mariano Ferreyra hubiera muerto a manos de una represión Estatal Pública negligente? La respuesta es más simple de lo que parece: Política o penalmente el estado hubiera tenido que responder por sus actos. Dos represiones Estatales negligentes supusieron la caída de los ex presidentes  Fernando De la Rúa y Eduardo Duhalde. Y es que cuando la represión entendida como derecho del Estado se privatiza a manos de ineptos y salvajes, tarde o temprano los muertos aparecerán pero sin ningún estado o mandatarios a los que juzgar. Uno o dos idiotas terminan siendo detenidos y con suerte condenados.. Mientras tanto nos termina quedando una extraña sensación de vacío mezclada con tomadura de pelo.

Así el virus de lo privatizado pervierte el alma de lo público, favoreciendo oscuros intereses ajenos al bienestar y la felicidad de sus ciudadanos.


LO PRIVADO PRIVATIZADO:

Jugando a la ruleta con el esfuerzo de nuestro trabajo.
Privatizando la propiedad privada
Lo privado también ha sido privatizado. En su dimensión objetiva tenemos la paradoja de gobiernos liberales, fervientes defensores del derecho a la propiedad privada (al menos de la boca para afuera) donde permiten a los bancos jugar con los ahorros de los trabajadores, invirtiendo éstos negligentemente un dinero que no les corresponde e incluso quedándose, cual ladrones de guante blanco, con el efectivo depositado por sus dueños.

¿Que paradoja no? Esto no lo hicieron ni Lenin ni Fidel sino Bush y Cavallo. No hay duda de que grupos de extrema izquierda como el P.O. encontraron y encuentran una enorme legitimidad en tal escenario Nacional y mundial.

¿Como se privatiza lo subjetivo? Para responder a esta pregunta solo tenemos que fijarnos en el Barra brava (ultra) acusado del crimen, ese que aparece bailando en un vídeo publicado en su Facebook, mostrándonos su vida íntima y dándonos en línea sus impresiones sobre el caso. Las redes sociales nos permiten a todos cumplir con nuestra fantasía de ser "famosos" ¿y que es un famoso sino alguien que se publicita y por tanto un producto? Hace un tiempo asistí con la nariz tapada a un seminario llamado "no son personas, son consumidores", hoy gracias a las redes sociales pronto crearán uno que se llame "no son personas, son productos".

El peligro de cosificar nuestra sagrada intimidad.
Supongo que esta es la degeneración máxima de la cual hoy casi ninguno de nosotros estamos a salvo. El núcleo central de nuestro Yo, ese área que para que fuéramos saludables no debía ser comunicada, lo sagrado, nuestro jardín secreto, ha sufrido un enorme hoyo por donde se filtra toda clase de información personal.  De esta forma la intimidad se ha cosificado o privatizado, transformándose en un objeto de promoción de un ficticio e insano mundo donde el producto a vender es sin duda y lo digo con algo de autocrítica tristeza, nuestra alma.

A Mariano Ferreyra no lo mató ningún gobierno, eso hubiera sido un estremecedoramente terrible mal menor. Por desgracia lo mató aquello que nos está, más o menos lentamente, quitándonos la vida a todos nosotros, esa "nada" oscura y venenosa a la que he tratado de llamar, con el objeto de sacarla de su impune invisibilidad, "lo privatizado". "Nada" que contamina todos los planos de la realidad humana, que a mi juicio tiene características sistémicas, que quiere crecer, que aprende y se defiende, es decir que existe "en sí".

Ahora que cada vez resulta más visible ante nuestros ojos, nos toca empezar a pensar en como combatirla.

Pero será otra noche...

Melancólicos y sin embargo tenazmente esperanzados saludos desde el sur del sur

Lic. Unai Rivas Campo.

Vuelvo a mi  sagrado refugio con la
esperanza de que mi musa, aquella
que vive al otro lado de la luna de
mis sueños inconclusos, sea un poco
menos exigente y me permita descansar
al menos un par de noches.

martes, 19 de octubre de 2010

La esperanza.

La esperanza requiere que caminemos, sintiendo así
el compromiso de nuestros pasos.
El optimismo no lleva a nada bueno en esta vida, es demasiado light, siempre me sonó a "slogan para idiotas". Un auto engaño como otro cualquiera. 

El pesimismo hace gracia los primeros diez minutos, después cansa y finalmente aburre. No deja de ser, por muy chistoso que parezca, una insana impostura, otra mentira auto repetida.

La esperanza es diferente... es una elección activa de vida que nos moviliza y nos compromete, mostrándonos el camino e instándonos a caminarlo, haciendo de nosotros cada día un poco mejores.

Estas líneas cobran enorme importancia teniendo en cuenta que vivimos en un mundo donde los viejos enemigos ya no están, pues son víctima como nosotros del nuevo mal: La nada. Esa nube negra que todo vacía de significado, matando fe e ideologías por igual, llenando de miseria nuestros corazones. En esta nueva "no cultura", en esta realidad decomprometida y light, el optimismo resulta la pastilla que adormece nuestra dignidad. El pesimismo, la otra cara de esta gris moneda es causa y a su vez consecuencia del primero.

Así, a los pueblos solo nos queda la esperanza. Entendiendo a esta como un compromiso activo de construcción, desde el amor, hacia aquellos que sentimos nuestros hermanos.

Supongo que es por eso que un viejo amigo mio siempre me decía que el optimismo pertenecía a los mercados y la esperanza a los pueblos.

Unai Rivas Campo. 

martes, 5 de octubre de 2010

¿Es el mundo que percibimos ante nuestros sentidos real?

 
Nuevos descubrimientos científicos desafían nuestra seguridad
en aquello que comunmente nos hemos esforzado en llamar "realidad"

Hoy la llamada ciencia dura, a través de los descubrimientos de la física cuántica y con el apoyo de las teorías constructivistas (que tampoco dicen nada del otro mundo, por cierto) se está planteando el debate sobre si aquello que perciben nuestros sentidos es real o si simplemente resulta una creación interna, algunos consideran incluso que consensuada. De la vereda de enfrente se encuentra  la postura que plantea que "algo debe de haber", es decir, que nuestro mundo exterior es tal cual lo percibimos.

Como sabemos a ciencia cierta que ¿Hay algo? y que este "algo" es real? Creo que muchos de nosotros continuamos siendo Cartesianos, repitiendo el argumento de aquel reconocido filósofo que planteaba que Dios, en su infinita bondad, no nos podría estar engañando. Ahora bien ¿Y si somos nosotros solos los que nos estamos engañando? Una vez le preguntaron a Jung por que Dios ya no le hablaba tan directa y abiertamente a los hombres como sucedía en las sagradas escrituras y este contestó que quizá era el hombre el que había cerrado sus oídos ante él. Damos por hecho que aquello que está ante nuestros ojos "es en sí" cuando en realidad no tenemos, ni tendremos jamás argumentos más sólidos que los del citado filósofo. Quizá sea este "dar por hecho", el verdadero engaño o cierre de oidos, ese que nos ciega, cual mito de caverna, ante la aunténtica realidad.


Sin la fortaleza yoica necesaria, algunas verades
pueden llegar a enloquecernos para siempre.


 Desde ya que no me considero ni crítico ni censor de este autoengaño,  lo comprendo bastante bien, pues.. ¿Como vivimos sin la seguridad de que aquello con lo que nos enfrentamos todos los días es real? Conozco a muchas personas que han enloquecido leyendo libros de Castaneda o textos por el estilo, donde las dudas coherentes sobre nuestro sistema de realidad alteraban de manera catastrófica los débiles aparatos psíquicos de ciertas personas, incapaces ellos de resistir esta "verdad". Hay cosas en esta vida que no están hechas para que las lea cualquiera.

 Ahora bien, ¿Hay algo de lo cual no podamos dudar? De vuelta se hace necesario regresar a Descartes, él planteó al mundo "el cógito ergo sum" o su traducción al español "pienso luego existo", consideraba que esté principio actuaría como pilar fundamental de la filosofía moderna.

Y vaya si actuó, a mi juicio para mal.

Es cierto que el "cógito ergo sum" Cartesiano resulta a todas luces innegable. Lo que critico de él no es eso sino el hecho de que no cumple con sus objetivos. Pensar solo nos hace estar seguros de que estamos pensando, pero en a práctica no nos hace sentir más reales. Los ataques de pánico, la paranoia, lo terrores nocturnos y toda la infinidad de patologías del pensamiento son la prueba irrefutable de ello. Explicaba en post anteriores como la mente puede pensarlo todo, miles de millones de posibilidades que potenciadas nos enfrentan a un universo de millones de dudas, elucubraciones y temores. Pero sobre todo a un enorme y profundo vacío existencial, a la desgarradora sensación de permanente angustia, de muerte.

El pensamiento Cartesiano por tanto, no nos da una solución satisfactoria sobre lo que es real y lo que no. Algunos me responderán (si es que esto lo lee alguien, cosa que siempre dudo ¡je!) que mis críticas se basan en la angustia inenarrable causada por esta respuesta y no en la falta de argumentos de la respuesta en sí. Es por esto que me propongo dar mi propia respuesta, más cercana y coherente con la salud humana y absolutamente inobjetable, creo, desde lo técnico.


Los sentimientos humanos trascienden a toda
duda planteada por la mente.

Hay una banda de rock Argentina que canta un tema musical llamado "Siento luego existo", dejando de lado  la horrible experiencia que dicha canción resulta para mis oídos, tengo que reconocerle un enorme valor a la idea expresada por estos músicos. Y es que la mente puede dudar de todo, salvo quizá (y repito, quizá) de su duda misma, pero el sentimiento es diferente... nuestros afectos no se encuentran inseguros de nada, ellos siempre "saben". Si una mujer me atrae, me atrae. Si odio a alguien, lo odio, no existen dudas al respecto, incluso cuando se dan sentimientos encontrados, como la atracción y el rechazo, no podemos negar que ambos, más allá de lo contradictorio que resulte para nuestra mente racional (a la que no le gusta admitir la contradicción) existen. Si sumamos a esto el hecho de que nuestros afectos no nos generan la vivencia de vació existencial y terror del "cógito ergo sum" entonces podremos afirmar, sin ningún lugar a dudas, que este es un argumento mucho más sólido que el anterior. La conexión adulta, madura y responsable con nuestros afectos nos permite sentirnos más vivos y reales, alejándonos del már de dudas y angustia generado por nuestras idas y vueltas mentales. Podemos decir entonces, que los humanos podemos engañar a nuestra mente pero jamás a nuestro corazón.

Igualmente tengo claro que no nos debemos quedar ahí, la respuesta al "cogito ergo sum" cartesiano no explica  si el mundo que perciben nuestros sentidos es real o no. Sin embargo creo que de alguna manera nos abre la puerta necesaria para seguir avanzando. Decía en post anteriores como nuestros sentimientos actuaban como la conexión natural con nuestro cuerpo, entidad sistémica regulada y por tanto poseedora de "las leyes de la vida", en otras palabras, los PRINCIPIOS ANALÓGICOS DE ORDEN ESTÉTICO INMANENTES A TODO SISTEMA  que podemos encontrar el toda la realidad humana. En otras palabras: Una pauta que conecta. El lenguaje de Diós.


Los procesos espirituales nos re-ligan con el exosistema
llamado universo, permitiéndonos vivenciar la
"verdadera realidad" de orden estético.
Esto que a través de mi frías palabras resulta tan complejo de entender para muchos, fue resuelto con hermosa sencillez por nuestros ancestros. Muchos autores (Eliade, Campbell, Winnicott y Bateson por ejemplo), postulan, cada uno a su manera, como los pueblos primigenios encontraron en las religiones formas de integración entre aquello llamado interno y  externo. De ellas podemos rescatar que los verdaderamente "real" no se encontraría en lo interno así como tampoco en lo externo, sino vuelvo a repetir, en procesos inmanentes INTERMEDIOS estéticos de orden sistémico o cibernético. ¿Como se traduce eso en la práctica? Símbolos religiosos, arquetipos, mitos y leyendas. Ellas ocultan en su seno información encriptada en forma de metáforas y analogías. En ellas encontramos leyes intersubjetivas que no se encuentran ni adentro ni afuera, rompiendo con esa arbitraria y artificial dicotomía, reconectándonos con el mundo, reconciliándonos nuevamente con el universo. No olvidemos que la palabra religión proviene del latín "re ligare" que quiere decir volver a ligarse o unirse, rompiendo los muros que nos separan del exterior. Estas reglas estéticas inmanentes a toda realidad humana las encontramos en un ecosistema natural, en un verso del Tao, o en una hermosa melodía. La belleza es real y somos parte de ella, nos atraviesa haciéndonos uno con el universo, Dios o con lo que cada uno quiera llamar a ese todo del que, teniendo en cuenta lo expuesto más arriba, formamos parte.


Hay una pauta que conecta.
Las leyes de la vida, son las leyes de la música,
de un poema, un arquetipo o un ritual religioso


Una rosa puede no ser tan roja como nos informan nuestros sentidos, es verdad. Quizás sea azul, amarilla, o de algún otro color que nuestro cerebro ni sueñe jamás en poder percibir. Pero las leyes sistémicas inmanentes a esa rosa, análogas a un ecosistema, a nuestro psiquismo o a cualquier otra organización de este universo son absolutamente reales. Esa es la pauta que conecta toda la realidad humana, los hilos del telar.

Así que supongo que es por eso que a menos religión existe en nuestro mundo, entendiendo ésta como proceso estético religador del ser humano, mayor vivencia subjetiva de irrealidad, vacío y muerte tenemos las personas.

Es hora de mirar hacia atrás, la respuesta al enigma no se resolverá mediante el estudio de la física, al menos de manera única y sesgada, la encontraremos en las religiones, la poesía, la psicología y todas aquellas disciplinas que nos permitan profundizar en el estudio del misterio, de eso que artistas, locos y niños se especializan en percibir mejor que nadie: La belleza.

Lic Unai Rivas Campo.

Escribiendo desde el sur del sur.

Renunciando con militante optimismo contradictorio a toda esperanza de ser entendido.


Soy consciente de lo dificil de
entender que será este trabajo.
Asumo con resignada alegría la
consecuente soledad.