lunes, 30 de enero de 2012

La gran pregunta.

La materia oscura ocupa el 23% del universo.  Es invisible.
Sin embargo se puede inferir su presencia a través de las llamadas
"lentes gravitacionales"
¿Qué es la materia oscura?

¿A qué viene esa pregunta?

¿No puedes contestar?

-No he dicho eso. Se le dice materia oscura a la materia que "falta" en el universo. La materia que se ha encontrado hasta ahora en los cuerpos celestes no es suficiente como para poder generar la gravedad necesaria para que el universo se sostenga. A esa materia que "falta" se la conoce por materia oscura. 

-¿De que se compone?

-Hay algunas sospechas, se habla de la posibilidad de que esta estuviera compuesta por neutrinos, pero para comprobar dicha hipótesis se tendría que demostrar que los neutrinos fueran poseedores de masa. Y todavía no se ha hecho. Además, esto tampoco explicaría completamente el problema de la masa que falta. El caso es que aún no se sabe nada a ciencia cierta.

-¡Es fascinante! Descubrir cuales son las partículas elementales del universo...

-Si que lo es. Aunque en realidad, eso ya lo sabemos...

-¿Qué sabemos?

-Sabemos cual o cuales son las partículas elementales del universo..

-¿Cuál es?

-La partícula elemental del universo es la idea. 

-¿Que es una idea? ¿Como puede ser que la idea sea una partícula más básica que el neutrino?

Todo lo existente es información
para alguien o algo.
-Bateson decía que una idea es una diferencia que genera otra diferencia. A mi me gusta decir lo mismo de otra manera: yo digo que una idea es una percepción. Al final todo se trata de percepciones. Y eso incluye a los neutrinos, tengan estos masa o no. En otras palabras, el neutrino es una idea pero una idea no es un neutrino. Diría también que una idea pertenece a un tipo lógico de análisis superior al del neutrino, pero eso ya es complicar demasiado este asunto.


-Una cosa.. ¿Por qué definir idea de otra manera si estás de acuerdo con la definición de Bateson?

-Porque mucha gente memoriza explicaciones sin saber lo que estas significan. El gran peligro de la psicología es repetir sin entender. Si logro decir lo mismo de otra forma es prueba de que lo he comprendido. 

-Comprendo.. creo. ¿Te puedo hacer otra pregunta?

-Todas las que quieras, estoy de vacaciones y no tengo nada mejor que hacer.

-¿Que es un sistema?

-Eso es sencillo de responder. Un sistema es un conjunto organizado de ideas. 

-¿Me puedes poner algunos ejemplos?

-Todo lo que nos rodea está organizado sistémicamente. Una célula, un problema psicológico, el sistema financiero, nuestra galaxia, una familia... todo.

-¿Cómo se organizan las ideas?

-Las ideas se organizan bajo las leyes estéticas. Supongo que ahora me preguntarás cuales son, así que me voy a adelantar. Esas leyes son muchas. Conocemos algunas, como la de límite, homeóstasis, separación entre tipos lógicos, analogía, continuidad etc. Sin embargo desconocemos mucho sobre ellas. Además es muy posible que existan muchísimas leyes de las que no sepamos absolutamente nada.

-¿Pero por qué las ideas o percepciones se organizan?

Ejemplo de algunas de las leyes estéticas más sencillas.
-Esa es la gran pregunta. Quizás no haya un por qué. No lo sé. Lo cierto es que dichas leyes son la base de todo lo existente. Desde un beso hasta un neutrino. Todo. Un reconocido filósofo se hizo una vez la pregunta de por que hay algo, en vez de nada. La verdad, jamás le di demasiada importancia a aquella pregunta. En aquel entonces me parecía la típica discusión intelectual ridícula. Vacía e inútil. Suponía además que la nada y lo existente estaban relacionados, y que por tanto la nada era "algo" en función a su relación con lo existente. Una danza dialéctica entre el ser y el no ser. Sin embargo ahora me pregunto lo mismo que tu. Es decir ¿Por que hay leyes estéticas? ¿De donde viene la belleza? ¿Cual es el misterio?

-¿No lo sabes?

-No. Sin embargo trato de no perder la esperanza.

-Quizá sea esa la respuesta.

-No te entiendo.

-Lo sé.


Escribiendo desde el sur del sur.

Lic. Unai Rivas Campo.

viernes, 27 de enero de 2012

Aprendizaje inconsciente.

Negar el inconsciente es negar que soñamos.
El inconsciente existe. Sí, ya sé que con esto los cognitivos se ofenden o algo así. Que no encaja en su mezquina guerra de poder con los psicoanalistas. Pero en fin, existe. Hasta ellos lo reconocen. Lo "no consciente" lo llaman a veces no sin antes poner cierto rostro de incomodidad. Da igual el nombre. Lo importante es dejar claro que más allá de las diferencias esto es una realidad. Que hay cosas de nosotros mismos que desconocemos, y que de algún modo nos afectan. Como ya he dicho, cada modelo o forma de entender la psicología ha hecho su particular interpretación de él. Algunos lo ocultaron debajo de la alfombra, otros lo encumbraron e incluso están aquellos que lo declararon culpable de todos nuestros males. Los sistémicos lo vemos de manera distinta. Creemos que el inconsciente es una forma de percepción. Una manera de ver el mundo, que como toda manera de ver el mundo, construye la realidad a la par que la percibe. Es decir que al mirar se crea lo mirado. Que ese mirar nos atraviesa, y que dichas percepciones están organizadas en si mismas. Percepciones que a su vez se organizan en ideas a las que llamamos sistemas. Y finalmente creemos que esos sistemas se rigen por leyes estéticas. Así lo que planteamos es que el inconsciente es belleza. Una belleza de peculiares secretos.

Se aplica a mujeres y hombres.
El deseo consciente, espanta lo deseado.
Hoy, nos vamos a dedicar a develar uno de ellos: el secreto del aprendizaje. Pues si el consciente aprende, el inconsciente también. Claro que lo hace de un modo distinto. Y es que sucede que para aprender algunas cosas es necesario tolerar no comprenderlas del todo. Dice el Tao que a la sabiduría se llega renunciando a ella, dejándola ir. Como aquel que permite ser atravesado por la corriente de un río. Supongo que es lo mismo que dice el chamanismo castanédico cuando habla de encontrar algo sin buscarlo. Ellos lo llaman "no hacer", los taoístas "wu wei", que básicamente es lo mismo.  ¿Alguna vez habéis deseado con todas vuestras fuerzas tener pareja? Dicen que no hay nada en este mundo que espante más una posible relación que dicho deseo. Recuerdo aquel anuncio de un refresco donde un chico desesperado por conocer mujeres, las alejaba justamente por causa de aquella desesperación. En el vídeo, se veía como las chicas a las que él inocentemente se acercaba, mostraban un extraño rechazo, casi animal. ¿Qué le pasaba al muchacho? Feo no era. Bajo el punto de vista sistémico, nuestro joven amigo estaba tratando de controlar su inconsciente. De forzar algo  (en este caso una relación) que en realidad tiene que surgir naturalmente. Y cuando esto se hace, no solo es el propio inconsciente el que ejerce una resistencia, sino también el ajeno.

Vemos entonces que el inconsciente, propio y ajeno, se resiste al control consciente. Que no es posible llegar al mundo inconsciente a propósito. Y la pregunta entonces es, ¿Cómo llegar a la sabiduría inconsciente si no podemos hacerlo a propósito? Son muchos los caminos y sin embargo todos se pueden resumir en una clave: engañar al consciente. Ahora os preguntaréis como se puede engañar al consciente. Hay muchas maneras. Sustancias, rituales, técnicas desestabilizadoras del yo, algunas terapias, etc. De todas las formas y colores. Lo importante es siempre no darse cuenta del todo. Ignorar una parte de lo que está sucediendo a la vez que el consciente está distraído con otra cosa. Debe de haber una intensidad especial. Jugar con el tiempo y el espacio siempre es importante. De tal manera que el mensaje, comunicado en forma de metáfora, llegue a su destino. Quizás lo más interesante sea que una vez abierta la puerta, la información puede llegar de los dos lados. Pues el inconsciente tiene a veces mucho más que enseñarnos a nosotros que nosotros a él.
El inconsciente puede aprender, pero sobre todo enseñar.

Corren tiempos difíciles para el inconsciente. Parece que en este sistema enfermo en el que vivimos sus verdades sobran. No me extraña. Al libre mercado le enerva todo aquello que no puede controlar. Y sabe bien que este es uno de los pocos lugares donde no puede poner una jodida cámara. Y eso le jode. Se nota.

Sin embargo también corren tiempos de esperanza. Internet ha demostrado como una herramienta de control en masa, en este caso la tecnología, puede terminar resultando justamente lo contrario. Dice un viejo proverbio que Dios no se deja burlar. Que tarde o temprano todo aquello que se controla, se descontrola. Que la vida sigue inexorablemente su camino. Un camino que es el nuestro.

Llegarán tiempos mejores.

Escribiendo desde la dimensión desconocida (algunos la conocen por Europa).

Lic. Unai Rivas Campo.

sábado, 21 de enero de 2012

El turista y el viajero.

¿Y si los extraterrestres vinieran a este planeta? Solo espero que no vengan a hacer turismo. Dudo que exista una invasión más catastrófica y pacífica. Porque nadie se opone abiertamente a ella. Hasta el punto que incluso se la celebra. Mientras, arrasa con cada lugar que encuentra a su paso convirtiendo todo aquello que toca en tiendas de regalo, escaleras mecánicas y shoppings. Espacios tomados por el mercado donde solo existes por lo que consumes. Donde lo consumido no será una hamburguesa sino una experiencia mentirosa. Cáscaras vacías listas para mostrar. Esa patética foto delante de la Tour Eiffel en tu perfil de facebook. Una sonrisa forzada. Y tu felicidad etiquetada y envasada al vacío. No. Que nadie se confunda, un turista jamás será un viajero. Nunca sentirá el caminar errático o el dulce aroma del abismo. El ahogo de sentirse extraño, extranjero. Vivo y muerto de miedo. De miedo a no volver. O a quedarse para siempre. Da igual. No. Que nadie se confunda. El turista no viaja, se mueve. Porque eso es el turismo: un movimiento sin viaje. Nube tóxica que envenena la poca magia que queda en el mundo. Pervirtiendo la dignidad de sus pueblos mientras seca hasta la última gota de su sencillez. Dejando solo un cráter, apenas unas grietas con forma de mueca ensayada. Prostituyendo la intimidad a cambio de dólares. No. Que nadie se confunda, el turismo nunca trae riqueza, solo trae ricos. Ricos miserables que ensucian con su dinero la pureza de los paisajes, costumbres y momentos. Adornando y adornando y adornado lo adornado hasta hacer de lo aterradoramente bello algo cool, banal y sobre todo, tolerable. Como el que se come una sopa light hecha de extracto de un polvo residual de algo que alguna vez quizás fue sopa. No. Que nadie se confunda. Ni el turismo es un viaje, ni el turista un viajero. Ni tampoco trae riquezas. Nada. El turismo es una mierda. El cáncer de los pueblos sometidos. La sumisión de los que olvidaron aquello que debieron ser, y que ya no son nada. Así es que no. Por favor, que nadie se confunda .Un turista no es un viajero. Un turista no es nada.

Escribiendo desde la nada.

Lic Unai Rivas Campo.

jueves, 19 de enero de 2012

El hundimiento del Costa Concordia.

Aquí en Europa no se escucha otra cosa en los medios. No cabe duda de que como historia tiene tintes atrayentes. Un barco hundido. Un capitán cobarde, mentiroso y negligente. Y como no, el héroe. Encarnado por el capitán Gregorio de Falco, que toma el mando de la catástrofe mientras increpa con autoridad al huidizo capitán. Así tenemos al villano, depositario de todas las culpas, junto con el inmediato héroe resultante de tanta maldad.

Algo se hunde en Europa.
Cada uno cumple su función dentro de la obra. El papel que los medios y nosotros como audiencia les hemos dado. Desde ya que este es un hecho grave y doloroso. Que por supuesto merece nuestra atención. Sin embargo todo esto no explica en sí el absoluto bombardeo con el que los medios han saturado los diarios y las televisiones. O la compulsión con la que la gente se queda pegada al televisor en busca de nuevos refritos acerca de la misma noticia. No. Se siente que hay algo más. Se nota un clima de fascinación que ronda todo el imaginario alrededor de la tragedia. Y es que si el mundo es un sistema, europa también lo es. Un sistema que como todo sistema se comunica por metáforas. Expresiones estéticas. Símbolos de una caída mucho mayor. De una sensación generalizada de que aquí todo se va a la mierda. Los derechos, la industria, las libertades. Todo. Hundiéndose mientras los que deberían tirarnos el salvavidas corren al grito de "sálvese quien pueda". Porque si de los barcos se fugan los capitanes, de los bancos, los capitales.

Dice el psicoanálisis que el síntoma es la expresión de un trauma no asumido. Quien sabe. Lo qué si tengo claro es que aquí nadie asume demasiado. La fiesta sigue y los hundimientos, ya se sabe, es mucho mejor verlos afuera. Proyectados. A ser posible en la tele.

Escribiendo desde la dimensión desconocida (algunos la conocen por Europa).

Lic. Unai Rivas Campo.

Por si quieren leer algo más interesante sobre el tema: Pinchen aquí..

martes, 17 de enero de 2012

Sobre lo verdadero y lo falso en las ciencias.

       "Y sin embargo se mueve"
      Galileo Galilei.


Hace un par de semanas me encontré con un dilema. Era una de esas cosas que la gente escribe en las redes sociales. Un médico, entendido en temas de ciencia, hacía una encuesta. El cuestionario contenía una larga serie de enunciados. El reto consistía en responder cuales de ellos creíamos que eran verdaderos:

1.-Usted utiliza el 10% de su capacidad cerebral.
2.-Usted puede percibir si alguien le mira desde sus espaldas". 
3.-Los síntomas de artrosis se relacionan con el clima (humedad y presión atmosférica).
4.-los mensajes subliminales (publicidad) pueden modificar el comportamiento".
5.-Hacer que los bebes escuchen a Mozart (incluso antes de nacer) mejora su inteligencia.
6.-Usted puede recordar una serie de diez dígitos aleatorios.
7.-Su memoria recupera los hechos del pasado tal como ocurrieron.
8.-Un hecho que precede a otro muchas veces, es su causa.
9.-Si un médico consulta un libro antes de medicarlo y otro no lo hace, usted siente más confianza por el segundo que por el primero.
10.-Lo meteorólogos se equivocan con mucha frecuencia.
11.-Usted puede explicar como funciona una bicicleta o el desagüe del inodoro.
12.-Usted es capaz de tomar buenas decisiones guiado por su intuición que usando la lógica.
13.-El entrenamiento en habilidades cognitivas (videojuegos, crucigramas) mejora nuestro desempeño intelectual cotidiano.
14.-El síndrome de déficit de atención es un invento para vender medicamentos y controlar la conducta natural de los niños.

Aquello me llamó la atención. Nunca tuve bien claro a que se refiere la gente cuando habla acerca de la verdad. De tal manera fue que me dispuse a participar en dicho juego. Estaba, en cierto modo, de acuerdo con algunas de las proposiciones.  Sin embargo, desde la perspectiva del encuestador, una persona que muchas veces se muestra indignada frente al poco reconocimiento que la sociedad le otorga a las ciencias, y por ende al método científico, se podía deducir que casi ninguna de ellas alcanzaría el rango de "verdadero". Eso era al menos lo que se podía inferir de su epistemología de referencia. Es decir, de como esta persona mira y vive el mundo. 

¿Qué es la verdad? ¿Es lo no verdadero sinónimo de falso?
Trataremos de responder a estas preguntas.
Casi desde el principio vinieron a mi cabeza una serie de reflexiones: ¿Que es lo verdadero? ¿Qué es lo verdadero para las ciencias? ¿Existe una sola verdad en ciencias? ¿Lo no verdadero es necesariamente sinónimo de falso?

Pero dejando aquellos interrogantes temporalmente de lado, me dispuse a enfrentar las preguntas del citado cuestionario. En principio, desde la epistemología de referencia del autor, la única que parecía tener cierto rango de verdad objetiva era la número 3, esa que hablaba sobre los síntomas de la artrosis y su relación con las variaciones climáticas. Sin embargo, todas las demás eran dudosas. Algunas estaban confusamente enunciadas, otras no eran nada más que simples patrañas. Eso me hizo dudar. Y es que la respuesta estéticamente más efectista era decir que todas eran falsas. Así es que comencé a investigar. Pregunté a dos médicos, a una estudiante de medicina, y busqué investigaciones sobre el tema (sí, ya lo sé, debería salir más). Incluso me tomé el atrevimiento de llamar a una mujer enferma de artrosis para preguntarle si la percepción de sus síntomas se modificaba con las variaciones climáticas (sí, no debo obsesionarme tanto, ya sé). El caso es que toda la información recolectada apuntaba de manera afirmativa. De tal modo que contesté que la única respuesta que parecía tener el rango suficiente de verdad objetiva era la número tres.

Entre tanto, había aprendido mucho sobre la artrosis.

Cuando, finalmente, la solución al enigma fue publicado, me sorprendí al encontrar la siguiente respuesta:

"SON TODAS FALSAS, GRACIAS POR PARTICIPAR".

Aquella respuesta me llenó de curiosidad. ¿Podían acaso los médicos consultados estar equivocados? ¿Era el doctor que propuso el cuestionario un mentiroso? ¿O es que acaso los estudios que leí no eran válidos?

De tal manera, me dispuse a plantear al eminente doctor mis interrogantes. Me contestó que estaba científicamente demostrado que aquello era falso, y me pasó un paper (estudio científico) que confirmaba sus dichos. Yo, por supuesto, le pasé los estudios que avalaban los míos. Su respuesta fue mas que sorprendente: aceptó la validez de los estudios presentados por mí, incluso presentó otro más en favor de mi tesis. Sin embargo argumentó que, ante la divergencia entre los estudios, la comunidad científica había llegado POR CONSENSO a la conclusión de que los síntomas de la artrosis no se veían modificados por los cambios climáticos.

En la medida en la que el método científico se adentra en
tierras subjetivas, las verdades tienden a ser
más consensuadas que objetivas.
Por consenso, que interesante. Y yo que pensaba que lo del consenso solo se utilizaba para la democracia y gran hermano, pero no, la ciencia también tiene sus consensos. Sus acuerdos intersubjetivos. Donde el poder, los egos, y los intereses económicos, se cuelan entre discusiones supuestamente lógicas. Así, la verdad científica pasa a ser una verdad consensuada, un acuerdo. Nada más.

Claro está, lejos estoy de denostar a la ciencia ni al método científico. Primero, porque estos errores no necesariamente tienen una mala intención. El inconsciente existe, lo que quiere decir que no siempre se es malo, torpe o impreciso de manera intencional. Pero en segundo lugar, porque denostar o demonizar al método científico sería negar sus innumerables descubrimientos. Cosa bastante estúpida por cierto. Por otra parte, parece que esta clase de consensos no son de rango general en las ciencias. Por lo que he podido observar, son más frecuentes a medida que estos tocan temas de orden subjetivo (como problemas psicológicos, percepción de síntomas, o en el caso de la física, la cuántica).

Creo que va llegando el tiempo de sincerarse. Los diarios están abarrotados de publicaciones que supuestamente se sustentan en la ciencia para decir que es verdadero, y que no. Y lo cierto es que cuando nos adentramos en el mundo de los subjetivo, difícilmente podemos afirmar que algo es rotundamente falso. La llamada "verdad religiosa" quedó atrás. La ciencia ganó de lejos aquella batalla. Sin embargo, hoy vivimos bajo la égida de una mentira más sutil pero quizá muchísimo más dañina que la primera: la gran mentira de la verdad. De una verdad autodesignada como objetiva. Que se ha atribuido con soberbia el derecho a calificar como falso todo aquello que no es capaz de entender desde su propio método de estudio. Un método valioso, muy valioso, tan valioso como limitado.
La verdad es como un trono.
Lo verdadero y lo falso se construirá en función de quien
o quienes estén allí sentados.

Decía Focault que la verdad es poder. Un trono donde todos quieren sentar su culo. Quien sabe, quizá sea porque te permite cagarte en cualquiera. 

Mientras tanto, mi amiga enferma de artrosis continúa delirando su dolor.

Escribiendo desde la dimensión desconocida (algunos la conocen por Europa).

Lic. Unai Rivas Campo.