lunes, 13 de febrero de 2012

Moverse en la quietud.

¿Tejemos en silencio nuestro destino?
Para aprender ciertas cosas es necesario haberlas olvidado. Los cognitivos lo llaman memoria procedimental. Se refiere a aquellas actividades que ejecutamos sin pensar. Automáticas y de orden inconsciente. Caminar, manejar un auto o tocar bien la guitarra son algunos posibles ejemplos. Así, realizamos actos alejados de la consciencia. Series enteras de movimientos en los que no estamos pensando. Pequeños trances cotidianos. Dicen que esa es la manera en la que juegan los buenos equipos de fútbol. Donde tras mucho entrenamiento las jugadas salen sin necesidad de ser pensadas. Haciendo del equipo un sistema autónomo de las conciencias individuales de sus miembros. En el caso de un terapeuta, esta cualidad resulta imprescindible. Una cualidad que no puede ser directamente aprendida y que solo se adquiere mediante su olvido. Es decir, renunciando a la acción consciente de recordarla. Hacer sin hacer es por tanto moverse en la quietud. Un viaje interno de larga distancia. Como en aquella anécdota relatada por Richard Alpert sobre la época en la que experimentaba con sustancias. Donde contaba como en una de sus últimas conferencias antes de abandonar definitivamente su trabajo con drogas, una vetusta anciana, sentada en primera fila, asentía con la cabeza ante cada una de las delirantes visiones descritas por Alpert. Aquello lo enloquecía. ¿Qué sabía la anciana sobre las visiones de LSD? ¿Por qué asentía con tanta seguridad? Finalmente, terminada la charla, Alpert se acerco a la anciana y le pregunto si le había gustado la conferencia. Ella, con tono sobrio y elegante le respondió que jamás se había sentido tan comprendida por alguien. Alpert se quedó sorprendido. Le preguntó entonces como había llegado a probar el LSD. A lo que ella respondió con un tajante "jamás he probado LSD, simplemente me siento y comienzo a tejer".

Escribiendo desde el sur del sur.

Lic. Unai Rivas Campo.

Imagen: "Reyna de Huezo". No sé quien es, pero teje unas cosas más que inspiradoras.

2 comentarios:

  1. Despues de haber leido el post, y tras informarme (no mucho) sobre el LSD, coincido con la anciana..
    Un abrazo Unai

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