domingo, 29 de mayo de 2011

La reglas del juego.

-¿Por que estás aquí?

-No lo sé.

-Interesante, esta es la primera vez que alguien viene a este lugar sin saber porque. Tendremos que esperar a que lo descubras. Yo no tengo prisa.

Transcurren un par de minutos.

-Perdón, ¿Una cosa le puedo comentar?

¿Que?

-¿Puedo irme? Es el recreo.

-No sabes cuanto lo siento, pero ya conoces como es esto, no puedo dejarte ir hasta que no descubramos el porque de tu presencia en este lugar. Pero te juro que me encantaría.

-¿Si es verdad que le encantaría, porque no me deja entonces marchar?

-Porque así son las reglas de mi trabajo.

-Entonces... ¡Usted es un esclavo!

-¿Por que consideras que yo soy un esclavo?

- Por el hecho de que quiere usted dejarme ir y aún así no puede hacerlo. No puede usted hacer lo que quiere: No es libre. Por lo tanto, es un esclavo.

- Es interesante lo que dices, solo déjame hacerte una o dos preguntas.. ¿Tu quieres ir al recreo?

-Ya sé hacia donde quiere ir, no siga, es verdad, yo tampoco puedo hacer lo que quiera. Entiendo, los dos somos esclavos. Pero usted es un adulto y yo no.

-No estoy de acuerdo.

¿En que no soy un adulto?

- Eres gracioso, me caes bien, pero no. En lo que no estoy de acuerdo es en que los dos seamos esclavos. Aún no te conozco lo suficiente como saber si tu eres libre o no, pero una cosa si sé con absoluta claridad: Yo no soy un esclavo.

-Pero tiene que obedecer las reglas...

-Elijo obedecer las reglas.

-¿Como va usted elegir algo que no quiere?

-Porque quiero otras muchas cosas aparte de dejarte ir al recreo. Algunas obvias, como el hecho de que no quiero que me despidan por no cumplir con las reglas, aunque no creo que ocurriera nada demasiado grave en este caso. Otras cosas no son tan obvias, de hecho, también quiero irme a dar una vuelta por la cafetería, cosa que podría hacer si te dejara ir alegando que "hice todo lo que pude". También, y no sé porqué, quiero continuar con esta charla.

-¿Sabe que? Creo que yo también. Empiezo a considerar nuestra discusión interesante.

-¿Te hace eso menos esclavo?

- A estas alturas solo sé que no lo sé.

-Buena respuesta, puedes irte.

-Disculpe...

-Si, ¿Que?

-¿Ya no quiere saber por que estoy aquí?

-Eso ya lo sé, y ahora tu también.

-Es verdad, sin embargo siento la necesidad de contárselo.

-Está bien, te escucho.

.¿Porque así lo dicen las reglas del juego o porque usted lo quiere?

-Porque elijo libremente aceptar las reglas de este juego. Más allá de que a veces quiera escuchar lo que me cuentan y otras quizá no tanto. Más allá incluso de que en ocasiones no acuerde con alguna de ellas. En otras palabras, porque intento asumir las consecuencias de aquello que elijo. Buenas o malas. Así como las consecuencias que vendrían si yo eligiera no jugar más esas reglas algún día. Al menos eso espero, porque solo así, eligiendo, se puede vivir bajo cualquier ley sin ser su esclavo.

Escribiendo desde el sur del sur.

Lic. Unai Rivas Campo.

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