Solo se percibe lo diferente. Aquello que no rompe con los patrones de lo esperado se torna invisible. |
¿Es entonces malo obviar? No, para nada. Además yo en eso del bien y el mal no me meto. Soy psicólogo, no sacerdote. Puedo hablar sobre salud y enfermedad. Y lo cierto es que hay aspectos de la realidad que deben ser ignorados. Es necesario. Hacerlo nos ayuda a seguir viviendo. Ya que si decimos que la conciencia es un corte, un sesgo de la realidad global, obviar o descartar resulta absolutamente necesario. No podríamos vivir si no dejáramos de lado centenares bits de información sobrantes o anecdóticos. De lo contrario viviríamos como el protagonista de la película "Rain man". Un joven que no descartaba nada. Absolutamente ajeno a su realidad pero con el don de contar cualquier cosa. Incluso el número de escarbadientes caídos de una caja rota en el suelo. Algunos psicólogos conocen a estas personas por Savants. Sujetos que pueden registrar hasta el mínimo detalle a su alrededor pero impotentes para las tareas más simples. Incapaces siquiera de atarse los zapatos, manejar un auto o sostener una conversación. Todas ellas cualidades de la conciencia. Del necesario corte del que nos valemos para funcionar en el mundo. De tal forma es que si no cortas, si no descartas, operar en la realidad resulta imposible.
El problema viene cuando se abusa. Cuando el exceso de conciencia, de corte, de razón; descarta más de lo humanamente saludable. Así es como la conciencia reprime. Reprime razonando o mejor dicho descartando en exceso. Una conciencia que al descartar lo que no debe ser descartado genera efectos adversos. Uno de ellos es claramente la angustia. Pues cuando lo descartado es la emoción, la angustia siempre aparece. No en vano se la conoce como el olor a basura de los sentimientos no reconocidos o estacados.
La conciencia necesita descartar para percibir. El fondo se vuelve obvio. Cuando las emociones pasan a ser fondo, aparece la angustia. La angustia surge de sentimientos obviados. |
¿Triste? Pues aún hay más. Porque lo verdaderamente terrible de este cambio de conciencia no son las consecuencias psicopatológicas del exceso de descarte. Al fin y al cabo los problemas derivados de la ansiedad/angustia son relativamente sencillos de tratar en un consultorio. Lo realmente complicado es su alcance. Y es que el sistema económico actual, o sea la gran patología que gobierna este planeta, conoce muy bien el poder que lo obvio tiene sobre nuestras conciencias. No en vano toda obviedad es un contexto. Las reglas de juego que deben de ser dadas por hechas para así poder jugar. De esta forma es que el sistema influye desde los medios de su propiedad para que demos por obvias cuestiones que no lo son. Como en el caso de los muchos ciudadanos españoles a los que les resulta obvio que la estatización de YPF por parte de la Argentina es una medida autoritaria, contraproducente y carente de razón. O los casos de los millones de habitantes de países occidentales que consideran que Irán o Venezuela son estados no democráticos.
Desde la más tierna infancia los medios de comunicación nos manipulan para que demos por obvios algunos aspectos de su realidad y así dejarnos ciegos frente al horror. |
El auténtico cambio necesita de la generación de nuevas estabilidades. Reglas nuevas. Donde lo obvio pase a ser lo significativo y viceversa. |
Ya se que todo esto no suena demasiado bien. Lo siento, es lo que hay. Vivimos en la era de la represión silenciosa. Donde el censor ha sido instalado en nuestra propia mente. Descartamos sin necesidad de que nos lo ordenen. Sin embargo quisiera aclarar que me siento esperanzado. Corren tiempos interesantes y estamos sentados sobre la historia. Los próximos años serán claves. Aún estamos a tiempo. Lo obvio ha entrado en crisis y cada vez son más los locos suspicaces que nada darán fácilmente por sentado. Que leen entre líneas o dudan a priori acerca de la veracidad de cualquier información. Esa que a diario nos inoculan a través de nuestro televisor. Parece incluso que en algunos estados del sur se está comenzando a dar la que podría ser la primera victoria en la legítima batalla por la información. Quien sabe. Quizá todo sea cuestión de resistir un poco más.
Escribiendo desde el sur del sur.
Lic. Unai Rivas Campo.
Es muy común mirar sin ver , muchas veces nos llama la atención lo que rompe con lo instituido. Es así que nos perdemos en imagenes vacías o para decirlo de otra manera miramos nuestro entorno sin verlo, hacemos obvia nuestra vida. En una oportunidad, hace muchos años, le propuse a un niño salir de expedición por el barrio en el que vivíamos y mirarlo como si nunca lo hubiesemos visto, mirar el cotexto con ojos de extrañamiento. Ahora que leo lo que escribiste recuperé ese recuerdo, lejano en el tiempo, pero se me ocurre como un ejercicio para volver visible a lo invisibilizado, por ahí sería una forma de de recuperar conciencia y no dejarnos manipular, y de esa forma adquirir una mirada y una escucha mas atenta a lo que sucede, para que los grandes medios de comunicación no salgan con su objetivo, el de generar en la sociedad situaciones de confusión o desorientación que respondan a intereses que beneficien a unos pocos y generen incertidumbre en un gran número de personas.
ResponderEliminarGracias!
Rocio Laguna
te agradezco el escrito. Es una grata sorpresa encontrar personas con espíritu crítico respecto a la realidad que nos está tocando vivir. No quisiera ser un Funes pero tampoco un desmemoriado. Me jacto de remar a contracorriente de Cambiemos 6 meses antes de las PASO.
ResponderEliminarCon argumentos que permiten percibir como se han enriquecido algunos con esa ley no escrita pero fundante de nuestra Nación (que no termina de parirse)y constitutiva de las élites codiciosas: Las deudas se socializan y las ganancias se privatizan. Noam Chomsky y Horacio Verbitszky
Que me disculpen todos aquellos que la han hecho propia y que no cito. Muchos no la citan pero describen su incesante vigencia como Ley suprema describiendo su operatoria.