El poder es como un viento, llega tan rápido como se va. Los perversos, no lo ejercen de manera genuina, se valen de su versión más enferma: el control.
Las águilas no cazan moscas (dicha por un viejo amigo).
La vida duele. Sin dolor no existe el consuelo. Sin consuelo la vida no merece la pena.
La injusticia inocula el veneno del odio, ¿La cura? El amor.
Los naufragios siempre dejan restos. En ellos encontramos lo que queda. Lo último. Lo humano. Lo más auténtico de nosotros mismos.
Elegir es perder, perder duele. Siempre.
La vida no es como queremos, sino aquello que elegimos hacer con lo que hay.
La soledad no duele, lo que hiere es el vacío.
La felicidad es un poder que sopla a su antojo. Un destino caótico y carprichoso. Lo único que podemos hacer es tener las alas preparadas, listas para volar.
Cuando vuelas durante algún tiempo entre nubes oscuras, tus alas se vuelven negras.
Vivir es un agónico salto hacia el vacío. Duele y asusta, pero merece la pena.
Años sin dormir por tantos problemas, y descubro que la solución era dormir.
La vida es una fiesta que empieza sin ti y que no se detiene cuando te vas.
¿Lo que más me gusta de la sublimación? Me permite ser un criminal sin víctimas.
El optimismo pertenece a los mercados. La esperanza, a los pueblos.
Me hice psicólogo pensando que así e libraría me madrugar. ¡Cómo me estafaron!
El capitalismo es un virus informático auto-organizado con un archivo encriptado en cada una de nuestras mentes.
El sistema somos nosotros.
Existen infinitos cotidianos. Pequeños decimales eternos .
La terapia se construye en el límite.
La mente todo lo puede imaginar, es omnipotente. Un pequeño Dios en miniatura. Sin embargo el cuerpo es algo más sencillo. Humano, honesto y real.
Jamás hubo mayor salvaje en la tierra que el autoproclamado hombre civilizado.
Somos esclavos de aquello que pretendemos controlar.
Un hombre libre no es aquel con muchas opciones, sino ese capaz de ejercer alguna de ellas de manera responsable.
Solo tenemos una vida, una vida y nada más. Lo demás no importa. Ni siquiera eso.
Pensaba que ser psicólogo haría de mi vida algo más sencillo. Por desgracia la hipnosis no funciona con los hijos de puta.
A veces la nostalgia duele como una patada en los huevos. En ese sentido la música no ayuda.
Hay nostalgias que se clavan como cuchillos.
El domingo es un espejo.
La vida es un río por el que transcurren emociones. Algunas lindas, otras no tanto. Bloquear una es bloquearlas todas.
La angustia es ese olor a basura provocado por emociones podridas de tanto encierro.
No importa cuanto estudies, vivas, o trates de entender. Las mujeres son inescrutables.
Cuando estuve en el mítico cerro Uritorco no logre establecer contacto con ninguna civilización inteligente. El lo que va desde mi regreso tampoco.
El insulto es la última salida de los miserables. Recibirlos, aveces, puede ser un honor.
Cada día entiendo menos, cada vez disfruto más.
La naturaleza no compite, danza.
A veces la clave para ganar radica en el hecho de ser capaz de rendirse.
Todo el mundo desea acostase por las noches sintiéndose una buena persona. Especialmente los hijos de puta.
Reconozco que venir de otro país tiene sus ventajas. Y es que gracias a mi acento nadie se da cuenta de que soy extranjero.
Un título de psicólogo puede a veces ser el mayor obstáculo entre un terapeuta y su paciente.
¡Soy un estúpido! No hay en este mundo reconocimiento más liberador.
Si la obsecuencia flotara, sin duda taparía el sol.
La inteligencia es un mecanismo adaptación, pero a diferencia de otras especies, este carece de límites. Eso la hace peligrosa pues resulta inarmónica con su ecosistema circundante.
Mucha gente confunde la diferencia de opiniones con la censura. Respetar una idea no es callar ante ella. Respetar una idea es llevarla a la frontera de sus últimas consecuencias. Pelearla a muerte. Comprobar cuan sólida es.
Hoy la escuela es la primera línea de defensa frente al ataque de lo inhumano.
No hay mayor criminal que un hombre indiferente. Que un militante de la neutralidad.
Los errores nos dicen la verdad, las catástrofes nos la escupen a la cara.
Mientras controlar es jugar en el tablero de lo indigno, decidir es tomar la digna actitud de patearlo.
Quien sabe, quizás el amor sea algo más jugado, más libre. La diaria elección de un camino. El dolor de una patada en las pelotas. Un salto de Fe.
Ojalá...
Escribiendo desde el sur del sur.
Lic. Unai Rivas Campo.