miércoles, 22 de agosto de 2012

Sócrates era un cabrón.

Sócrates era un cabrón. No os confundáis, no estoy diciendo que me cayera mal. Todo bien con Sócrates. Solo digo que era un cabrón. Nada más. Ocurre que el muy hijo de puta se la pasaba bardeando. Molestando a los pobres atenienses con su retórica insidiosa. Perturbando la tan adorada armonía de aquellos refinados ciudadanos. Sus preguntas eran tramposas, mentirosas y venenosas. Jugaba sucio. Sin duda estaba dotado de un intelecto afilado. Capaz de hacer fuerte el argumento más débil. De hecho, esa fue justamente una de las acusaciones por las que resultó condenado.

Sócrates: El personaje más televisivo del mundo antiguo.
Más parecido al "Doctor House" que
a un hombre verdaderamente sabio.
De todas formas, más allá de lo justo o injusto de aquella sentencia, no podemos negar el valor de algunas de sus célebres máximas. Seguramente la de mayor fama ha sido es que reza "solo se que no se nada". A lo largo de los años, la frase se hizo conocida como el ejemplo de la sencillez de un sabio. Pero lo cierto es que este peculiar personaje no la utilizaba precisamente para dichos fines. A Sócrates le encantaba valerse de la ironía. Le permitía agredir sin ser condenado por ello. Recordemos que en la Atenas clásica, alterar la paz era considerado una grave afrenta a la ley Así, cuando derrotaba a alguien en un duelo verbal, se jactaba afirmando algo parecido a esto: "...yo solo sé que no sé nada, pero este hombre cree saber algo y sin embargo ha resultado no saberlo. Por lo tanto, yo, sin saber nada, soy más sabio que él". No cabe duda de que esta era una brillante estratégía para humillar al otro valiéndose de un piadoso manto de falsa humildad. Lo dicho: un cabrón. Un cabrón simpático. De esos que me hubiera encantado tener de amigo.

Me encanta Sócrates.

No obstante, más allá de las simpatías o antipatías que este curioso personaje pudiera despertarnos, no podemos negar la potencia existente en la afirmación de la negación del propio saber. En la profunda lección que con ella nos deja. Porque creer que se sabe algo, sobre cualquier cosa, es claramente un sinónimo de ignorancia. Como en el caso de esos supuestos "expertos" en algún tema que no conocen siquiera acerca del tema sobre el cual presumen conocer. Al fin y al cabo, como se desprende de las ideas de R.D. Laing, nada resulta un mayor obstáculo para el aprendizaje que aquello que creemos saber. Es decir que aquello que damos inocentemente por sentado. En otras palabras: de lo que somos conscientes.

En ese sentido, creo que la conciencia juega un papel complicado. Un arma de doble filo. Pues ilumina tanto como oscurece. Enfocando nuestra atención en algunas áreas para oscurecer todas las demás. Es ahí donde entra Bateson afirmando que la conciencia es un corte. La divina habilidad de crear nuestros propios límites. Supongo que esa cualidad es la que hoy nos acerca paradógicamente a la extinción. Corremos el peligro de morir ahogados en la ceguera de la inteligencia.

Dicen que no hay nada más peligroso que un don desbocado. Que una habilidad huérfana. Las religiones han perdido su antaña legitimidad. Las ideologías quedaron seriamente golpeadas tras la caída del muro. Hoy más que nunca nuestra atención consciente ha quedado desligada de la totalidad. Haciéndonos más inteligentes a la vez que menos sabios. Así, cual dioses tontos, los humanos sabemos cada vez más, justamente porque ignoramos lo fundamental.

Existe solo aquello que tiene límites.
La conciencia corta, sesga.
Tiene el poder de limitar.
De crear.
¿Somos dioses?
¿Consecuencias del exceso de corte? La principal sería sin duda la contaminación del medio ambiente. Y con ello me refiero al propio, pues el planeta, a diferencia de nosotros, sobrevivirá seguro a estas torpes intervenciones. La vida es demasiado poderosa, saldrá adelante. Nosotros no. Existen claro está, otras consecuencias como los trastornos mentales, el capitalismo o incluso algunas dolencias físicas. La misma metáfora enferma actuando a través de distintos tipos lógicos.

Decía Guilles Deleuze que el humano postmoderno vivía segmentarizado. Fragmentado en mil pedazos unívocos decididos desde un poder único central. Es por ello que un joven de veinte años inglés se parece más a un argentino de su misma edad que a su abuela. Esto, que ahora damos por sentado, nunca fue así. Antes de la globalización, cada microcultura tenía sus propios límites. Cortes que protegían un ecosistema humano rico en diferencias. Bello y de gran plasticidad. Hoy, esos cortes los digita el mercado. Sesgando mentes. Controlando nuestra existencia desde una conciencia global, un sistema enfermo que se alimenta de toda aquella conciencia liberada de las religiones, y de la cual no nos hacemos cargo. Pues si bien la humanidad podría, quizás, sobrevivir sin religión, difícilmente lo hará sin ejercer su libertad de manera responsable. Es imperativa una nueva revolución de la conciencia. Seria. Profunda. Sin estupideces, arcos iris ni mierdas por el estilo. Cruda, honesta y esperanzada. En una palabra: popular. En fin, como sea, debemos hacernos cargo de nuestro poder. Del consecuente desafió que la consciencia supone. Una responsabilidad que Sócrates jamás eludió.

Por eso fue sentenciado a muerte.

Por eso es que se hizo inmortal.


Escribiendo desde el sur del sur.

Lic. Unai Rivas Campo.





3 comentarios:

  1. Sócrates poseía la intelectualidad suficiente para que de su boca y su mente salieran las mas grandes ironías, sin que ello lo alejara de la sabiduría.. fue inmortal por ser fiel a su pensamiento, no dudo en tomarse aquella copa de cicuta, aun cuando sus discípulos le habrían ofrecido facilitar su huida de la prisión.. era necesaria su muerte para que podamos ver aquello, era necesaria aquella condena para que hoy conozcamos su nombre, para que hoy, tu hables de el
    Nietzsche afirmaba que dios había muerto.. que nosotros lo habíamos matado. Y no, no se equivocaba.. aunque si viese la realidad de hoy.. un siglo después de su muerte, definitivamente se daría la cabeza contra la pared.. las cosas no sucedieron como el las predecía. Tras la muerte de aquello, que parecía ser lo único que nos trascendía, no crecimos, no nos volvimos ni mas creativos, ni mas autónomos y mucho menos, mas independientes.. pero en algo no se equivocaba, ahora deberíamos soportar nosotros el peso del mismo mundo, hacernos cargo del sentido de nuestra propia vida.. pero claro, nadie se atreve.. y no hay mejor forma de escapar que el corte que crea la conciencia.. no existe tren mas rápido, ni camino mas corto para alcanzar el otro extremo de la responsabilidad que nuestra sobreestimada inteligencia.. nuestro mayor arma suicida.. si, dios ha muerto, pero siempre lograremos encontrar a quien cargarle nuestras responsabilidades y obligaciones.. sin dejar de robarles sus derechos.. hoy, Nietzsche hubiese encontrado el individualismo.. la ausencia de compasión.. pero no al hombre que ha logrado disciplinarse a si mismo sin perder su libertad.. nadie ejerce la voluntad de poder sobre si mismo.. si así fuese el capitalismo nunca hubiera sobrevivido.. el controla, pero no es controlado.. los limites son necesarios, pero nadie los quiere para si mismo
    La naturaleza, ese gran sistema, no se cansara nunca de luchar para mantener el equilibrio que nosotros buscamos tan enfáticamente romper, moriremos antes de verla morir.. y quienes duren mas tiempo en pie, afirmaran entonces “algo habrán hecho” y seguirán sentados cómodamente en el asiento de aquel vagón, de ese tren que cruza la vida por su hipotenusa, sin recorrer, sin admirar ni observar cada uno de sus catetos
    Creo, que me hubiese encantado tener a aquel fantástico loco de amigo.. Aunque pensándolo bien, nada se compararía con tenerlo de adversario.. Aquel si, seria un honor..
    La vida de ambos los dignifico y su muerte los hizo inmortales

    Un abrazo grande Unai

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  2. No se quien eres, pero sin duda tu comentario vale cien veces más que mi escrito. Tan sencillo y claro que transmite las ideas exactamente de la manera en la que anhelo transmitir.

    Gracias, gracias, gracias.

    Es curioso, jamás pensé que me sentiría tan acompañado por personas anónimas. Y a la vez, tan solo (a veces) entre gente conocida.

    Saludos desde el sur del sur.

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  3. Νonetheless, it can be a superіor ωay
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