Se describe habitualmente a la psicopatía como una forma de estar en el mundo en la que priman reiterados intentos de manipulación, exageradas dosis de crueldad en las relaciones con los demás y ausencia aparente de remordimientos.
|
Los diagnósticos descriptivos, basados en bruscos criterios lineales,
resultan muy útiles para la ciencia objetiva. Lástima que la psicología
sea una ciencia abarcada por la subjetividad. |
Ahora bien, teniendo en cuenta que el modelo sistémico tiene la misión de trascender a lo descriptivo-lineal para funcionar en un nivel comprensivo-circular,
ignoraré la descripción dada más arriba por considerarla inútil y obsoleta. Además recomiendo a todo estudiante que huya despavorido ante cualquier supuesto sistémico que aparezca con intentos de definición similares.
No tiene sentido perder tiempo con ellos.
Hablaremos por tanto de la psicopatía entendida como un vinculo, es decir, por la forma que una persona tiene de relacionarse con el mundo en un momento determinado.
Por lo tanto, el objetivo de este trabajo no será diagnosticar a las personas como “psicópatas”, sino explicar la psicopatía en si misma abriendo los ojos sobre estas conductas y dando las herramientas necesarias a los lectores para que puedan defenderse de ellas. No obstante, advertimos de antemano que si bien vamos a usar por motivos prácticos en algunos momentos la palabra psicópata,
lo que pretenderemos definir serán formas de relación posibles en todos nosotros, que sin ser necesariamente psicópatas, actuamos de esta forma frente a algunas personas.
Entender la psicopatía como una forma de vínculo nos permitirá empezar a conocerla un poco más, así como avanzar en un intento de definición más operativo: una forma consciente de vincularse con los otros en la cual, se destacan tres características: La rapidez, la manipulación, y la capacidad de inyectar sentimientos en los demás. Sin la presencia de estas tres características o marcas no hay psicopatía. A continuación nos serviremos de estas tres marcas como medio para comprender el citado vínculo.
LA RAPIDEZ.
La persona que se relaciona psicopáticamente suele ser vista por los demás como “rápida” y “astuta”. Esto no es ningún mito. podemos decir con seguridad que no existe psicopatía sin rapidez. Existen muchas causas y factores que propician la rapidez en la psicopatía, pero al no ser mi intención dar un curso de psicopatología clínica trataremos de dar una explicación sencilla y práctica.
Hablé en trabajos anteriores (omnipotencia, mente y mente sesgada) sobre como la mente moderna se encontraba artificialmente dividida del cuerpo. El psicópata, resulta el alumno aventajado de este paradigma mente/cuerpo, pues vive hiper-consciente de su parte mental, analizando todo hecho externo con frialdad, tras
un claro objetivo: Escapar permanentemente de sus propios sentimientos, huir sin descanso del lugar donde se encuentra el dolor negado. Las personas que abusan del mecanismo psicopático viven por tanto afuera, no toleran la soledad y están permanentemente pendientes de aquello que sucede a su alrededor.
|
La mente sesgada, separada del cuerpo, predomina
en la psicopatía. Esta brusca separación sobre los
afectos permite actuar sin tener que pasar por el
"filtro" que ellos suponen. |
Esta ausencia de conexión de la conciencia con los afectos, genera que la persona que usa la psicopatía no necesite pensar tanto como el resto de la gente para actuar en las distintas situaciones de la vida. Una persona común y corriente siente culpa, miedo al enojo ajeno etc. a causa de la empatía frente a los sentimientos propios y los de los demás, esto a su vez realentiza las propias respuestas,. Generando que a la hora de un “enfrentamiento directo” el psicópata tenga “dos o tres segundos” de ventaja (metafóricamente hablando). La psicopatía toma por tanto, un atajo frente a los sentimientos propios y ajenos.
Esto no quiere decir que el psicópata no posea valores. Puede tener un enorme conocimiento sobre ellos, teorizar con la mente (sesgada) sobre el bien y el mal, recitar con soltura extensos pasajes bíblicos que traten sobre la moral etc. pero solo a nivel de la mente (sesgada), nunca a nivel de la real y auténtica vivencia afectiva.
|
Los hombres inteligentes y respetables también pueden
decir "huevadas" de vez en cuando. |
En resumen, podemos decir que la persona que se vale de la psicopatía puede conocer sobre temas como valores, ética o legalidad, pero sin necesariamente sentirlos. Existen teóricos de la ley que han llegado ha plantear que a causa de esto, un psicópata es in-imputable legalmente. Yo no estoy de acuerdo, pues hasta donde sé, el estado no nos pide que estemos de acuerdo con la ley, tampoco que las “sintamos en el corazón”, la sociedad solamente nos pide su cumplimiento. Muchos psicópatas pasaran sus vidas arruinando la existencia de otros, incomodando etc. sin vulnerar en absoluto las leyes. Aquellos psicópatas que cometen un delito, saben muy bien, casi mejor que el resto, lo que están haciendo. Si a esto le sumamos las posibilidades terapeúticas que la inputabilidad abre para con la psicopatía (que son muchas) entonces podemos decir que, además de hacer un planteamiento erróneo, estos teóricos de la ley terminan perjudicando a aquellos que presumen querer defender.
LA MANIPULACIÓN.
La manipulación es la consecuencia directa de la rapidez. Al estar en un estado de conciencia sesgado de los
sentimientos y tener mayor velocidad de pensamiento, la persona que se vincula psicopáticamente con los demás, poseerá una enorme facilidad para manipular, y no duda en usarla.
La persona que utiliza el vínculo psicopático
se manejará mejor con los objetos que con las personas sensibles, ya que los objetos carecen de sentimientos y son fáciles de controlar. En este vínculo manipulatorio y omnipotente con las cosas, se “cosificara” a si mismo, anestesiando su dolor, esto sumado a la enorme vivencia de vacío interno causada por la desconexión afectiva, será una de las causas que llevará al psicópata al consumo de objetos como la droga o la ludopatía.
|
Cuando controlamos cosas nos sentimos omnipotentes
alejándonos de nuestro dolor. Cuando hacemos esto
con personas, las "cosificamos" reduciéndo su ser a la
categoría de simple objeto. |
Lo dicho en el párrafo anterior es muy importante, ya que la manipulación que las personas atrapadas por la adicción utilizan en su relación con la droga, será análoga a lo que las personas atrapadas por la psicopatía hacen con otras personas. Dicho en otros términos:
Se usará a las personas como cosas al igual que un adicto usa la droga.
Es por ello que las personas víctimas de estos ataques, no solamente se sentirán manipuladas sino que en muchas ocasiones afirmarán textualmente que “se sintieron como cosas”, utilizadas por estas personas. Esta manipulación de tipo psicopático, objetiviza a la persona des-subjetivizándola de si misma y por tanto haciéndola vivir episodios de enorme confusión. Las personas relatan de manera literal “haberse sentido usadas” y no “saber donde están paradas en la vida”.
LA CAPACIDAD DE INYECTAR SENTIMIENTOS EN LOS DEMÁS.
La psicopatía, como forma vincular, está completa cuando a la rapidez y a la manipulación se suma la capacidad para inyectar sentimientos en los demás. La persona que utiliza este mecanismo, tiene la capacidad de introducir en los otros sentimientos propios en ocasiones incluso conscientemente.
|
La psicopatía es rápida, te enreda y envenena. |
Es como si una serpiente nos introdujera su veneno.
La persona que hace esto tiene dos objetivos. El primero y más obvio es conseguir lo que desea, sería por lo tanto una herramienta más de la manipulación. El segundo y más importante, consiste en
hacer sentir a la otra persona partes de su propio infierno personal.
Esto se debe a que el psicópata o la persona que se vale permanentemente del citado mecanismo, tiene un mundo interior extremadamente doloroso;
vive, en términos existenciales, en un infierno. La introducción simbólica de estos sentimientos angustiantes alivia temporalmente el sufrimiento desgarrador que viven estas personas.
|
La fachada de la psicopatía encierra la
vivencia interna de un infierno. |
De hecho, es común escuchar que las personas que tuvieron un encuentro directo con la psicopatía, suelen decir cosas como “siento que me metieron un veneno adentro” o “me siento sucio o contaminado”. Otra forma típica de darnos cuenta de que estamos frente a una psicopatía es cuando frente a una persona comenzamos a sentir un fuerte miedo o angustia que nos puede llegar incluso a paralizar a nivel corporal, con o sin motivo justificado.
La vivencia interna de un infierno es una de las causas que suele conducir al psicópata a la proyección de este tipo de sentimientos, de alguna manera “se descarga”. Este tipo de personas se quedan más calmadas tras una discusión fuerte mientras el interlocutor se pasa días y días angustiado sin saber bien porqué.
Concluyó por todo lo expuesto explicando la psicopatía como una manera de anestesiar el dolor por la angustia de sentimientos no reconocidos por la persona. Es decir que
mas allá de lo que afirma la clásica descripción, estamos hablando de personas que sufren pero que por diferentes motivos, en mayor o menor medida, eligen utilizar este tipo de vínculo en vez confrontar su propio dolor.
COMO HACER FRENTE A LA PSICOPATÍA/CAZANDO PSICÓPATÍA:
Es sabido que no podemos predecir el futuro, y mucho menos el de una persona, la libertad existe, la conciencia continúa siendo ese misterio que ni la ciencia, ni la filosofía, ni la religión, podrán jamás explicar del todo. Ahora bien, desde el modelo sistémico podemos entender a la psicopatía como un sistema en si mismo, análogo a una enfermedad que se instala, atrapando a la persona que la utiliza.
Las patologías, a diferencia de las actitudes libres y saludables de cualquier ser humano resultan altamente predecibles. Es ahí donde encontramos el talón de Aquiles de la psicopatía: Su modo de actuar rutinario y predecible. Don Juan le planteaba a Castaneda que se puede cazar todo aquello que se maneja de una manera rutinaria y predecible. Precisamente ese, cazar, será el objetivo de lo que resta de trabajo.
Veremos pues, tres estrategias para adelantarnos a los mecanismos descritos más atrás y una cuarta que nos permitirá, si así lo deseamos, marcar la diferencia.
EL RECONOCIMIENTO
No podemos combatir aquello que no somos capaces ver. Si nuestra presa actúa de manera invisible, rodeada de sombras, nuestra caza resultará a todas luces un absoluto fracaso. Para hacerlo exitosamente además de conocer la descripción de las características anteriormente dadas,
será necesario que nosotros mismos nos hagamos cargo de los momentos en los que hemos actuado de dicha forma. En otras palabras “Ver la viga en nuestro ojo antes que la paja en el ajeno".
|
Atrevernos a mirar en lo más oscuro de nosotros
mismos para así poder empezar a ver lo oscuro
en nuestros adversarios. |
Con esto quiero decir que la psicopatía no vino precisamente de Marte, muy al contrario, resulta
una patología altamente arraigada, tolerada y hasta fomentada en nuestra sociedad. Cuando un niño es burlado o cruelmente humillado por sus compañeros de escuela, cuando en un noticiero nos aterra con sensacionalistas imágenes de delitos, instalando, a causa de oscuros intereses corporativos, el miedo en la sociedad, cuando un jefe nos hace sentir una vivencia de incomodidad permanente… nos estamos encontrando con el cotidiano drama de la psicopatía.
El “Arte de la guerra” de Sun tzu, nos dice: Conoce a tu enemigo y conócete a ti mismo. De la segunda parte de esta afirmación se puede concluir que
no podremos jamás detectar en el otro, aquello que negamos tener o haber tenido en nosotros mismos. La negación crea la pantalla de humo suficiente como para que la psicopatía se instale. Al dejar de negar, haciéndonos conscientes y responsables de lo peor y más doloroso de nosotros mismos, damos el primer paso hacia nuestro objetivo.
EL CONTEXTO.
La palabra contexto hace referencia a las circunstancias que rodean a una situación cualquiera, es dicho de otra forma, el fondo que le da sostén a la figura. No es lo mismo sonreír en mi cumpleaños que en un funeral. La sonrisa puede ser la misma pero el contexto, es decir, lo que pasa alrededor de la sonrisa, cambia completamente el mensaje. Si imaginamos una niña bonita (como cada cual se la quiera imaginar) jugando alegremente en el suelo de nuestro salón, probablemente sintamos ternura, ahora bien, si probamos a visualizarla en un cementerio a las tres de la mañana con toda seguridad afirmo que nuestra interpretación de la imagen o mensaje cambiará completamente.
|
Trescientos pueden derrotar a miles
si cuentan con el contexto a favor. |
Si entendemos el contexto es analógicamente como una cancha de fútbol. El vencedor será aquel que controle al árbitro. Jamás podremos ganar ningún partido o batalla con el contexto en nuestra contra.
La psicopatía conoce la importancia de los contextos, sabe que es más conveniente jugar en cancha propia y por eso trata de hacerlo continuamente. De hecho a las personas catalogadas como psicópatas les encanta sentirse omnipotentes (ver “mente omnipotencia y mente segada para sacar conclusiones”). Sentir que controlan todo aquello que existe a su alrededor. Esta es la razón por la cual estas personas se ven enormemente atraídas por los lugares de poder.
El buen cazador, selecciona el territorio donde las variables del terreno jueguen a favor de su estrategia. Para defendernos de la rapidez y de la manipulación de la psicopatía, lo más conveniente será “crear nuestra propia cancha” es decir, contar con un contexto a nuestro favor, donde las normas y el árbitro pertenezcan a nuestro equipo.
|
Un cazador conoce las rutinas de su presa. |
Como ya he expresado más arriba, las marcas principales del vínculo psicopático son la manipulación, la rapidez y la capacidad de inyectar sentimientos en los demás. El uso de dichas marcas le dará al atacante valiosos segundos de ventaja, pero si en nuestra Comunidad tenemos normas claras (contexto) y las respetamos, podremos descansar en ellas, no teniendo así que competir en rapidez y en maldad, nos digan lo que nos digan solamente tendremos que repetir cual disco rayado que nuestras normas personales o las de nuestra comunidad, no nos permiten actuar de dicha forma, que entendemos la postura pero que estamos atados por ellas (ejemplo: “lo lamento pero este año ya decidí no prestar más dinero” o “las normas de mi comunidad no me permiten hacer esto que me pides que haga”.
Aquellos que nos hemos tenido que enfrentar con este tipo de forma de relacionarse, nos vemos con el tiempo obligados a ir tomando decisiones en las que más tarde podremos "descansar". Una vez tomadas no es necesario pensar ni ser más rápido que el psicópata, solo hay que consultar lo anteriormente definido y apoyarse en ello.
La psicopatía ataca la capacidad de tomar decisiones de las otras personas, ataca pues, a libertad, base central del alma Kantiana. Puede que suceda solo por unos segundos-o muchos años- pero a veces eso basta para arrancarnos algún tipo de compromiso. Si en momentos así, una vez identificada, podemos descansar en “las normas de nuestra comunidad” o en las decisiones previas que tomamos, seremos inmunes a la manipulación.
Para que esta estrategia funcione será
enormemente importante no debatir. No tendremos que contestar nada de lo que la psicopatía nos plantee. Solamente diremos que “entendemos” pero que nuestras normas o las del contexto al que pertenecemos son las que mandan. Las normas son entidades, constructos mentales, no tienen cuerpo, no contestan y lo que es más importante. No se pueden manipular. De esta forma La psicopatía entendida como sistema vincular de tipo mental choca con la norma, ya que esta actúa como una entidad limitante de orden jerárquico superior.
COMPASIÓN/LÁSTIMA
De todos los aspectos de la psicopatía, el más doloroso, aquel que mayor sufrimiento causa, es el de la capacidad de inyectar el propio infierno en los demás.
La sensación de injusticia y humillación, ahoga la víctima capturándola durante años en un bucle que actúa como cárcel eterna, encerrando a la persona dentro de angustiantes pensamientos.
¿Cómo defendernos de esto?
Más que entender, teóricamente, deberemos
“sentir” muy adentro de nosotros, que el malestar, veneno, infierno etc. que nos quieren introducir, no es nuestro. Nunca lo fue ni lo será. Cuando “sentimos” esta verdad, la corporalizamos, el veneno vuelve al que fue siempre su dueño.
La persona que usa la psicopatía sufre un infierno adentro mil veces proporcional al que nos quiso hacer sentir. Son personas que “no se aguantan” a si mismas. Es por eso que siempre tratan de buscar gente a la que involucrar en asuntos dolorosos.
De hecho, como hemos dicho más arriba., su sufrimiento es tan grande que suelen recurrir al consumo de drogas o a las apuestas para “no sentir” o “anestesiar” el dolor. Para muchos de ellos, la adicción es a veces la mejor manera para no encontrarse con su propio infierno.
Repeler el pedazo de infierno personal colocado se puede dar a través
dos posiciones existenciales distintas: La compasión o la lástima. Esto dependerá de los valores, biografía y características del atacado en cuestión.
|
La forma en la que respondamos al veneno de la
psicopatía dependerá de nuestra naturaleza interna. |
La compasión se adecua más a las personas con morales religiosas, personas que abiertamente manifiestan su deseo de hacer un bien y rechazan abiertamente conductas a las que denominan "mal". Esta posición se basa en sentir el dolor de la persona utilizadora del mecanismo, compadeciéndose con amor ante tamaño sufrimiento, para mucha gente buena y honesta que he conocido a lo largo de estos años, este ha sido un camino que les ha permitido un importante acercamiento a la consecución de una plenitud psicológica, existencial y espiritual.
El otro camino, es el de la lástima, ésta entendida como profundo y cruel desprecio. No hay, para muchos, mejor método que observar al atacante, con toda calma mientras esbozamos una leve sonrisa regodeándonos en el placer de poseer la claridad de saber que su infierno, es millones de veces mayor, que jamás sabrá lo que verdaderamente és y será sentirse auténticamente vivo. Os prometo que si hacéis esto, las señales propias de la comunicación no verbal harán su trabajo y la presa (el psicópata en cuestión) lo sentirá, "sabrá que nosotros lo sabemos". Y le dolerá.
Yo que he probado las dos posiciones, que con los años me he ido decidiendo por una de ellas (me abstengo de rebelar cual), solo puedo deciros que
la comodidad que sintamos por una o por otra dependerá de la naturaleza de cada psicólogo, artista o cazador.
LA SALUD
Como ya he dicho desde el principio, utilizar la psicopatía no nos hace necesariamente psicópatas. Es más fácil que nos toque la lotería que encontrarnos con un completo psicópata. Todos en esta vida estamos hechos de luces y sombras. Hasta en las personas más oscuras, indagando, podremos encontrar aspectos positivos y saludables. Por ejemplo, una persona que usa en extremo la psicopatía puede tener una relación saludable con sus hijos, con un hermano etc.
|
En todos nosotros existe un lugar donde
habita la utopía de una paz interior. |
Que una persona utilice la psicopatía con nosotros y fracase en su intento, logra que la patología, como sistema, se debilite. Le damos así una oportunidad a los más humano del sujeto para dar sus primeros pasos en la salud, propiciando que la situación de esta persona mejore. Así que si sobrevivimos a la manipulación, a la rapidez, al sucio veneno; si tenemos compasión por el sufrimiento de estas personas y además queremos hacer algo más; en ese caso, una cosa que podemos hacer es fomentar su parte más saludable. Tirar de ese brazo de salud que la parte humana de la persona nos muestra para sacar a flote el resto del cuerpo, abriendo para nuestra presa una salida, permitiéndole transitar el camino hacia su propia redención.
Siempre hay lugar para la esperanza.
Vuestro humilde servidor.
Lic. Unai Rivas Campo.