¿Realmente es necesario anotar? |
Dejé la terapia como pude. La verdad, reconozco, me hizo bien. No obstante siempre me quedó la duda de por qué aquel muchacho anotaba tanto.
Y sobre eso es que van estas reflexiones.
Dirán los terapeutas que anotan para no olvidarse de los aspectos más importantes de sus sesiones. Lo que ocurre es que tal respuesta me lleva a otra reflexión. ¿Por qué se olvidarían? Al fin y al cabo a eso nos dedicamos. A escuchar. Forjamos un vínculo con las personas con las que trabajamos. Nos emocionamos con sus historias. Las sufrimos o nos reímos con ellas. No son cosas que pasan, son cosas que nos pasan. Así es que no tiene sentido olvidarse. ¿Cómo hacerlo de algo que te emociona? La contratransferencia es un proceso bien relatado por el psicoanálisis. Muy sistémico. El concepto explica como en la relación paciente-terapeuta a los dos nos suceden cosas. La diferencia radica en el rol y en la responsabilidad que tenemos cada uno en nuestros respectivos lugares. Nada más. No creo que los terapeutas sean todos de hielo. Sé, y me consta, que se emocionan tanto o más que yo. Algo bastante comprensible pues son humanos.
El corazón, metáfora del cuerpo, no olvida. Jamás. |
Se olvidan porque anotan.
Habría que pensar que implica anotar en una terapia. Tener el cuaderno y el lápiz entre las manos. Estar a dos cosas a la vez. Yo lo intenté un par de veces tratando de entender que ocurría, y fue algo realmente raro. Estaba tan pendiente de mis anotaciones que no era capaz de sentir lo que las personas sentadas enfrente de mi sentían. Estaba como desconectado. De mí mismo y de los demás. Ahí fue que me di cuenta. Comprendí que el cuaderno anestesiaba mis emociones. Es decir la principal herramienta de trabajo de un psicólogo.
Ocurre que las cosas cosifican. Cualquier objeto tiene ese poder sobre nuestro mundo emocional. Una play statión, la televesión, lo que sea. Son materia que nos entretiene, que nos anestesia. Nos dejan atontados como aquel que se queda horas tildado frente a una computadora perdiendo la noción del tiempo. De esta forma los terapeutas anotan para poner distancia. Seguramente también para salvaguardar una falsa sensación de poder sobre un otro que asustado no comprende qué anota el profesional. La ironía es que dicha herramienta, al separarnos de nuestro mucho afectivo, nos separa del mundo afectivo de las personas con las que trabajamos; y al hacerlo genera olvidos. Olvidos que son paliados con vacías anotaciones. Que por cierto jamás serán comparables con la experiencia de recordar con el corazón.
Un corazón que no olvida.
Jamás.
Escribiendo desde el sur del sur.
Lic. Unai Rivas Campo.