lunes, 10 de octubre de 2011

El dolor, el ego y el amor.

La injusticia instala la duda
en cualquier forma de fe.
Hay cosas que jamás comprenderé. Simplemente no me entran en la cabeza. De todas ellas, quizás las dos que más me rompan las pelotas sean el dolor y la injusticia. Está claro que la segunda, la injusticia, es la peor de ambas. A veces uno tiene la sensación de que Dios es una criatura inmoral, difícil de comprender o simplemente inexistente. ¿Pues qué sentido tiene la muerte de alguien joven? ¿O de una madre? La verdad es que ninguno. Y sin embargo estas son las reglas que el universo, Buda o lo que fuera, nos ha dado. El maldito tablero donde nos toca jugar, vivir. Así son las cosas. Que le vamos a hacer.

Algo es claro: enojarse es natural, pero no sirve para una mierda.

La teoría sistémica predice que todo sistema agredido tiende a defenderse de alguna manera contra su agresor. Es decir que enojarnos con el sistema "mundo en el que vivimos", solo serviría para que dicha realidad nos agreda de alguna otra manera. Esto se ve claramente en muchos ejemplos cotidianos donde miles de personas, que viven enojadas con la vida, la transitan de desgracia en desgracia. Cosa que necesariamente aumenta su enojo y las termina encerrando en un círculo vicioso de muy difícil salida. Eternos amargados que como fantasmas viven presos de su propia razón.

Y es que las injusticias no tienen explicación que valga, Por eso, aquel que las sufre siente inevitablemente que tiene razón frente al mundo. Que Dios no existe o que este está equivocado. Que el (o ella) sin duda podrían hacerlo mejor. Así es que terminamos enojados, criticando al universo y por ende creyéndonos omnipontenes. Ya que criticar al universo es colocarse a su altura, al mismo tipo lógico como se dice en sistémica. Sucede que nadie podrá nunca comprender el sistema del cual forma parte. Y ese camino, el de la omnipotencia, nos desconecta de nuestros afectos y por tanto nos deshumaniza. Lo que quiero decir es que enojarse con Dios, exista este o no, es una gran cagada.

La tristeza, vista desde la óptica justicia-injustica,
nos separa y aísla.
Se que evitar caer en la bronca es difícil, muy difícil. Mas sin embargo es el único camino que conozco para encontrarle un sentido a todo ese aparente absurdo que nos rodea. No olvidemos que tras la injusticia se encuentra siempre el dolor. Y que cuando este es asumido, cuando es llorado o sentido, nos humaniza. Haciendo de nosotros personas mejores.

¿Cómo? Creo que eligiendo. Eligiendo como vivir. Reflexionando sobre el lugar desde el cual te vas a posicionar. Así es que cuando el dolor llega, nos encontramos siempre frente a dos caminos posibles: el camino del ego y el camino del amor. En el camino del ego los sentimientos son percibidos matemáticamente. Los distintos "dolores", son comparados entre sí. Analizados como lo haría una computadora. De esta forma, todo sufrimiento termina siendo catalogado bajo la lógica de justicia-injusticia. Vaciando así nuestras vidas de sentido. Pues, bajo esta óptica, todo sufrimiento resulta inútil e injusto. La ventaja es que mientras estás enojado o enojada, la tristeza queda anestesiada. Asfixiada por un hilo permanente de angustia. En tanto padecemos el ahogo de sabernos abandonados, desolados. Solos.

El camino del amor es bien distinto. Me doy cuenta de lo ñoñas que mis palabras suenan. Que todo esto parece un plagio de otro plagio de un mal libro de Bucay. Ya sé. Pero es así, no hay otra. Juro que lo que digo es honesto. O al menos mis palabras intentan ser sinceras. Éste, el camino del amor, hace referencia a otro estado de conciencia, a un posicionamiento existencial distinto. En él hay también dolor, mucho. Lo que cambia aquí es que el dolor es tomado "en si", es decir tal cual. No se mide, ni se compara, ni nada. Se vive. Nada más, nada menos. Y aunque parezca una diferencia sutil, los resultados son bien distintos. Pues la tristeza cuando se asume disipa la angustia.

Además están los otros. ¿A qué me refiero? A que cuando vivimos el dolor desde el ego, el sufrimiento ajeno siempre nos perece una estupidez o viceversa. Vamos, que de una manera u otra , enredados en una maraña de odiosas comparaciones, terminamos solos. Separados. Aislados de un mundo que supuestamente no nos comprende pues ha vivido "un número menor de dolor al nuestro". Frases como "yo también estuve muy triste" o "no eres el único que ha sufrido" son comunes por ejemplo en muchas parejas o familias. Murallas chinas de lo cotidiano. Gélidos océanos de incomprensión que se rompen cuando nuestra tristeza es vivida desde el amor, desde la sana expresión de aquello que somos, que sentimos. Pues pasamos de ser sujetos tomados por nuestro ego a ser hombres y mujeres que libres se juegan siendo parte de una comunidad. De un grupo humano capaz de compartir lo vivido. De escuchar y ser escuchados, de ayudar y ser ayudados.

Porque no estamos solos. Porque necesitamos de otros. Y porque frente a la injusticia el ego nos separa, mientras que el amor, nos une.

No sé. Quizá no debiéramos ser tan duros con Dios. Creo que él hace lo que puede, como todos nosotros...

Escribiendo desde el sur del sur.

Unai.

11 comentarios:

  1. Hola unai:
    Me gustaría disertar sobre un par de argumentos de esta publicación. De más no está decir que solo son opiniones que me surgen al leerte.
    Dices: "Algo es claro: enojarse es natural, pero no sirve para una mierda."
    ¿El enojo que es,un sentimiento? y si es natural para algo está, para algo "sirve"... por lo menos para percibir que algo nos pasa ante situaciones que creemos como injustas.
    Por otro lado coincido con que hay "personas, que viven enojadas con la vida, la transitan de desgracia en desgracia. Cosa que necesariamente aumenta su enojo y las termina encerrando en un círculo vicioso de muy difícil salida. Eternos amargados que como fantasmas viven presos de su propia razón." Y es más se enferman no solo mental sino que físicamente. Su situación a veces llega a tal punto que no pueden convivir con otras personas que no les den la razón y encima que no estén amargadas de igual manera.eso lleva a lo que tu dices: "Y ese camino, el de la omnipotencia, nos desconecta de nuestros afectos y por tanto nos deshumaniza."
    Bien dicen tu que tiene que ver con el sentimiento de omnipotencia que pretende tapar el dolor "Y que cuando este es asumido, cuando es llorado o sentido, nos humaniza." Pero cuanto cuesta, cuantos vinculos se rompen, cuantas vidas se pierden...antes de reconocer que se es tan vulnerable que se puede sentir dolor.
    El camino del ego como lo describís me parece que es como un parche bonito con cartelito de "superado" ante el dolor. Poniendo nuevamente el acento en la superioridad de aquel que lo padeció. No dista mucho de la omnipotencia.
    Y No me parece que hablar de amor sea cursi o una "ñoñada". Y no solo asumir el dolor, sino cualquier otro sentimiento como dices sin medir, sin comparar, tan solo viviendolo nos da la libertar de sentir lo que sea y elegir que hacer con ello.

    Un abrazo grande!!
    Buba Loo

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  2. Cuando el dolor es llorado y sentido nos humaniza, haciendo de nosotros mejores personas.

    Como olvidar los días grises… si son ellos los que me traen el brillo del sol,
    Como olvidar las derrotas… si son las que me proporcionan las victorias,
    Como olvidar los errores… si son ellos quienes me dan las lecciones,
    Como olvidar la soledad… si fue ella quien me hizo entender mis amores y me trajo a mis amigos,
    Como olvidar las tristezas… si ellas hicieron que mi suerte cambiara,
    Como olvidar los planes fracasados… si el fracaso me puede enseñar a soñar.

    ¡Gracias!

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  3. Hoy relei este archivo.. Quizas, deveria hacer una reflexion sobre lo que escribiste, quizas elogiarte, criticarte o algo de eso.. pero no.. el haber firmado como "Unai" y no como "Lic Unai Rivas Campo" (como has hecho en todos tus escritos) me llama mucho mas la atencion, es como persivir algo que va mas de lo que escribiste.. pero supongo, que eso, solo vos lo sabras..

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  4. Fue escrito para una persona muy querida que estaba pasando un momento de mucho dolor. Nunca supe si llegó a leerlo. Así es que ese es el motivo por el cual usé solamente mi nombre. Lo sentía demasiado personal. En fin, seas quien seas, te mando un fuerte abrazo desde el sur del sur.

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  5. sabe que ese dolor se sintio.. o al menos lo senti.. Este otro ser humano, le manda un abrazo enorme querido Unai..

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  6. El ego

    Totalmente desprevenidos entramos en el atardecer de la vida y lo peor de todo es que nos adentramos en el con la falsa presunción de que nuestras verdades e ideales nos servirán a partir de entonces.
    Pero no podemos vivir el atardecer de la vida con el mismo programa que la mañana, pues en lo que la mañana era mucho, en el atardecer será poco. Y lo que en la mañana era verdadero en la tarde será falso.
    Durante los nueve primeros meses de vida, desde la concepción hasta el nacimiento, lo han hecho todo por ti y no has tenido que hacer nada. Es un impulso hacia el futuro, que te impulsa hacia la dirección en la que tienes que ir. Y no es una barbaridad plantearse que si todo lo necesario para el viaje físico ya estaba contenido ahí, por qué no también todo lo necesario para el resto del viaje, todo lo que eres está ahí, si eres capaz de abrirte y lo admites.
    Nos rodea mucha gente, nuestra familia, nuestra cultura, allá donde vayamos y empiezan a decirnos que no podemos confiar en quienes somos, tenemos que confiar en algo exterior a nuestra persona y hacemos un viaje hacia la ambición. Y aquí es donde aparece el ego. El ego es una parte nuestra que empieza a decirnos que no somos una creación divina y perfecta, de hecho nos dice tu solo eres lo que tienes. La segunda característica del ego es que no solo soy lo que tengo, sino también lo que hago. Por lo tanto tengo que ascender, tengo que competir, esto se nos enseña una y otra vez. El ego te hace sentir que siempre tienes razón. Y finalmente el ego nos enseña que estamos separados de Dios.
    Y una de las cosas que aprendemos en el atardecer de la vida es darte cuenta de que provienes de una fuente, podemos llamarla Dios, Tao, etc. No importa como la llamemos. Y esa fuente está en todas partes.
    En el atardecer de la vida nos damos cuenta que lo aprendido en el amanecer de la vida es una mentira. Y necesitamos ver el sentido de la vida y tenemos que regresar a esos primeros nueve meses, tenemos que llegar a un lugar donde tengamos la certeza de que no estamos solos, de que tenemos una naturaleza y que podemos confiar en ella. Y empezamos a preguntarnos sobre el dharma ¿De dónde vengo? ¿Quién soy? ¿Cómo soy?. Si no tomamos decisiones desde nuestro auténtico ser, las tomamos desde el ego y nos alejamos del sentido de nuestras vidas. Para darte cuenta de que estas tomando decisiones desde tu auténtico ser, debes prestar atención a como te sientes y la felicidad será la respuesta.
    El movimiento desde la ambición hasta el sentido de la vida, del amanecer al atardecer de la vida, normalmente va precedido de lo que llamamos un salto cuántico.

    Continua...

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  7. Continuación ´´El Ego´´

    El salto cuántico sucede cuando llegamos a una experiencia cumbre. Esta experiencia es muy intensa, es una sorpresa, es benevolente y perdurable.
    Los malos momento en la vida, esos que piensas que nada podría ir peor, a menudo son para impulsarnos a un lugar superior.
    Los saltos cuánticos nos cambian la vida, nos transforman en muchos aspectos si es que estamos predispuestos.
    Debemos ser flexibles y no querer controlarlo todo. Es un misterio para la mayoría de nosotros pues creemos que tenemos que hacerlo siempre todo. No es curioso que durante los nueve primeros meses tuviéramos todo lo necesario, ¿Por qué no podría pasarnos lo mismo en los 90 años siguientes?.
    La palabra entusiasmo proviene del griego y significa que lleva un Dios dentro. Cuando sientes pasión, cuando sientes entusiasmo en tu interior, es Dios quien te está hablando y te dice que no llegues al final de tu vida sin haber hecho eso. Sincronía, es como una combinación con el destino, todo eso será habitual cuando el ego deje de ser el motor de tu vida. Empiezas a reconocer que hay una inteligencia superior poderosa, que trabaja contigo y que se manifiesta por el simple hecho que estar conectado a tu fuente.
    Cada uno de nosotros tiene una vocación en su interior. Si confías en ti, estas confiando en la misma sabiduría que te creo.
    Muchas teorías modernas dicen que atraes lo que quieres a tu vida, para mi no atraes lo que quieres, atraes lo que eres.
    Busques lo que busques en la vida, estará ahí esperándote, se presentará donde y cuando sea necesario. Puedes prepararte y luego relajarte y confiar en que todo saldrá a la perfección.
    Cuando te alejas del ego pasas de un estado de derecho a un estado de humildad. Pasas de pensar de cómo puedes conseguir cosas a como puedes ofrecerlas.
    Cuando nos adentramos en la fase del sentido de la vida, cuando te desapegas del resultado, tu fuente te guía y ese desapego permite no tener que pelear más y que las cosas se presenten. Ya no eres la persona que hace que sucedan las cosas, sino la que permita que aparezcan.
    El ego es simplemente el falso yo y cuando lo defiendes, estas defendiendo algo que no es realmente tu auténtico ser, pues tu auténtico ser está más allá del ego.
    Si quieres abrir las puertas en tu vida, desapégate de lo que dice el ego y permítete vivir desde ese lugar divino llamado espíritu. Lo que importa es que te concentres en ayudar.
    En el amanecer de la vida los mensajes son sobre lo que sabes y no sabes hacer, sobre como te define la sociedad. En el atardecer, se trata de estar en sintonía con una energía que se ocupa de todo y de la que todos estamos hechos. El atardecer de la vida no es una cuestión de edad…

    Saludos desde Lomas de Zamora

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  8. Gracias, lo voy a intentar.
    Un abrazo.

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  9. En algún presente de cualquier lugar, los vientos vuelven a soplar. El dolor se hace presente y se vive a través de otras situaciones. Nuevamente, es necesario elegir el camino del amor...

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  10. A Dios lo llevamos en nosotros mismos...
    Es improbable que olvide a las personas y a algunos hombres se me hace imposible olvidarlos...

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