sábado, 22 de enero de 2011

El lobo.

Que se vayan los propagadores de mentiras, los enemigos de lo ajeno, los idólatras de la envidia. Que se lleven con ellos su perfume agrio, su sudor sin sal y su mueca de falsa prisa. ¡Que se marchen! Muy lejos. Tan lejos como un grito, un adiós, una cuna o un perdón. Que se olviden. Que enloquezcan, que resuciten y que se mueran. Y que cuando algún día les pregunten quien mierda fui, saber que coño contestar no sepan. ¡Que no me jodan! ¡Que se pierdan! Y que con las ilusiones que por ellos perdí que hagan si quieren lo que quieran. Que las compren, las usen o las vendan. Lo mismo ya me da. Que me intenten, si pueden, enterrar. Que lo intenten. Usaré mis dientes. Veremos quien termina. Veremos ¡Joder! Quien termina. Hundido bajo tierra.


Pero que vengan a mi los locos, los perdidos, los atorrantes, los poetas del kiosco y del cartón de vino. ¡Que bailen los malditos! Y que  me canten sus canciones. Sus tangos, sus milongas, sus payadas y sus cumbias. Villeras. Pegajosas. Como tu saliva mezclada y enredada con los flujos de mi lengua. Que me traigan su alegría. Que le den sentido a este absurdo día. Pero que escuchen. Que atiendan. ¡Que soy uno de ellos! Que también nací para la guerra. Que soy de la manada. Que de la manada soy un lobo. Condenado a ser un hombre. Redimido y libre en las noches, de boliches, de luna llena.

2 comentarios:

  1. bellisimo texto nos regalas, esta asturiana te da las gracias por el, te manda un besin y te desea feliz fin de semana, y decirte que yo también digo que se vayan de una vez los propagadores de mentiras que ya basta de tantas garrapatas.

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  2. Seas feroz lobo o manso cordero, siempre te distinguirás de la manada. Porque buscas la Verdad. Fluye pasión en tus ideas. Ciertamente eres así.
    Dientes filosos o franca sonrisa. Son poderosas armas para enfrentar al enemigo.
    No eres hombre-lobo. Eres lobo-hombre. Quizás ángel de la noche...
    Impresionante escrito Licenciado! Impactante.
    Me da miedo. Llevaré conmigo bala de plata. Tal vez no. Que mi ángel guardián cuide mis espaldas. Y el tuyo a ti, en la batalla...

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