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| Somos lo que habita en el fondo de la caja. |
Fue un regalo, se la dio Zeus a Pandora. Seguramente para hinchar las pelotas. A Zeus le gustaba mucho hinchar las pelotas. O quizás se aburría de tanto Olimpo. Además en aquel entonces el mundo era un paraíso. Otro Olimpo cualquiera. Nadie sufría por nada. La vida era una monótona secuencia de constantes satisfacciones. Un infierno edulcorado de colores chillones. Así fue que Pandora abrió la caja y de ella salieron todos los males que hoy habitan el mundo.
Menos mal.
Solo una cosa quedó adentro: la esperanza.
En fin, así estamos. Es como vivimos. Sufriendo. A veces jodidos, otras bien jodidos. Y sin embargo es mejor. Somos ángeles caídos, dioses tontos, perdedores con estilo. Porque Dios no elige. El es perfecto. A el no hay caja que lo salve. No tiene principio ni fin. Siempre estará. No sé, a veces lo compadezco.
Nosotros somos constructores, guerreros, cazadores. Nada nos es dado. La vida es una danza inconclusa. Decimales que se extienden hacia el infinito. Solo tenemos que ser valientes. Abrir la caja. Darle una patada en el culo al miedo.
Sentir la agónica esperanza.
Escribiendo desde el sur del sur.
Lic. Unai Rivas Campo.
Tal vez la esperanza de encontrar momentos felices, sea lo que nos ayuda a vivir con ilisiòn y no detener la bùsqueda, ni dejar de caminar, pero el sufrimiento es el escenario, y los pequeños momentos de felicidad oasis para recuperar fuerzas y seguir adelante. No sè ,pero el sufrimiento se siente, duele, perdura y la felicidad es un chispazo, una luz que aparece de tanto en tanto, un instante y se va.
ResponderEliminartal vez creimos que la felicidad era " para siempre"y el para siempre es mientras dura, un instante.
Desde la luna te saludo.
Rocìo laguna
Siempre habrá problemas, dificultades para continuar, y eso es lo más maravilloso de la realidad, porque nos da algo que hacer. En esa actividad encontramos el conjunto indivisible de la felicidad de resolverlo y adversidad de no lograrlo nunca.
ResponderEliminarPero se quiere cambiar esa realidad y que no se cumpla, es éste propósito el que convierte todo el recorrido en un desconsuelo, que no se apaga porque no se ve un desenlace final.
Tenemos todo solo por existir, y no se sabe apreciarlo
Es verdad que escribís premeditadamente.
ResponderEliminarAbrazo
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